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Renacer 08

El renacer de un corazón.

Por Alejandra Maraveles

08. Un nuevo latido
Lily llegó a la oficina el siguiente lunes, aunque por una parte era satisfactorio saber que el trabajo duro había terminado, por otra comenzaba a sentirse un poco desesperada, hubiera preferido tener muchos pendientes para no dedicar tanto tiempo a pensar.
Su cerebro no le daba tregua, desde el sábado no podía pensar en otra cosa que en la tragedia que le había ocurrido a Anthony, ese pensamiento se había juntado al remolino de sensaciones que no la dejaban tranquila.
Estaba frente a su computadora escribiendo un mail, el cual tenía más de una hora escribiendo, las palabras no le llegaban, estaba un tanto ausente, cuando escuchó que alguien la saludaba.
- Hola Lily
- Hola Anthony – dijo ella antes de voltear a ver de quien se trataba, esa voz siempre resonaba en sus oídos y para ella era inconfundible.
- ¿Puedo pasar? – preguntó tímidamente.
- Seguro – dijo Lily.
Anthony entró a la oficina de Lily y se sentó en un sillón que estaba pegado a la ventana, lejos del escritorio. Lily lo observaba con detenimiento, quizá buscando un signo del profundo dolor que debía de llevar en su interior. Pero el muchacho parecía impasible, calmado como siempre, sin demostrar más dolor que ella misma.
- Yo quería – dijo él con cuidado, como si estuviera escogiendo las palabras que salían de su boca – saber si quisieras ir a comer conmigo hoy.
- Sí, está bien - contestó Lily quien no dejaba de mirarlo.
- Pues vamos – le dijo al tiempo que se levantaba del sillón.
“¿en este momento?” fueron las palabras que murieron en los labios de Lily antes de ser pronunciadas, era bastante temprano, pero no quiso hacer hincapié en ello, realmente no tenía mucho que hacer, prefería salir a estar allí sin poder concentrarse.
Lily subió al carro de Anthony quien tomó el camino rumbo a la carretera. Lily se sorprendió un poco, pero no dijo nada, la actitud de Anthony era bastante rara, aún más de lo habitual, pero sentía que formaba parte de alguna buena explicación.
Finalmente Anthony se detuvo en un restaurante que estaba ubicado a orillas de un lago, Lily trató de sonreír pero algo dentro de ella se lo impidió. Anthony abrió la portezuela y le ayudó a bajar del automóvil. Y luego la guió hasta llegar a la entrada del restaurante.
-Bienvenidos – dijo la voz del jefe de meseros que los llevó hasta una mesa que estaba junto a uno de los ventanales con vista al lago.
Lily y Anthony se sentaron, el jefe de meseros apenas le iba a llevar el menú cuando Anthony pidió.
- Por favor lo de siempre – le dijo él
- En seguida…
- Espero que no te moleste – le comentó a Lily
- Está bien – dijo ella que no dejaba de encontrar todo aquello raro.
Entre los dos se volvió a hacer un silencio...
- Creo que te debo una disculpa – le dijo a Lily quien estaba muy callada aunque lo miraba directamente a los ojos – no debí besarte y luego salir corriendo... yo... tú no mereces eso.
- No tienes que disculparte – dijo Lily un poco irritada.
“Así que de esto se trata” pensó Lily enojada “se va a echar para atrás”.
- Yo... en verdad me gustas mucho – le dijo Anthony un tanto nervioso
Lily abrió los ojos, un tanto sorprendida, no podía dar crédito a lo que acababa de escuchar.
- Pero no puede volver a suceder... – dijo en un arrebato.
- ¿perdón?
- No quiero, no sería prudente...
- Sí, entiendo – señaló Lily mientras sentía que la ira comenzaba a inundar su cuerpo – alguien como tú no puede estar con alguien por debajo de él ¿no?
Lily tomó su bolso y se dispuso a salir de allí, pero Anthony la tomó de la mano.
- No, Lily, es que no entiendes... yo...
- Sí, lo entiendo... tuviste un momento de debilidad, no soy la indicada… bla, bla, bla... ya sé me la historia... – espetó enojada. – pero no te preocupes, nadie lo sabe, y no pretendo ir por la vida pregonándolo
- ¿En serio crees eso? – preguntó él dulcificando aún más su voz.
- ¿qué no es lo que querías decirme? – Lily preguntó tratando de moderar el volumen de su voz.
- Ojalá fuera así de sencillo... pero jamás podría decir algo que es una mentira, me gustas demasiado Lily, más de lo que yo hubiera creído que iba a ser capaz.
- Deja de decir eso – le ordenó Lily con voz muy seria – no me gusta que la gente juegue conmigo.
- Yo no quiero jugar contigo – le respondió con la misma seriedad.
Al escuchar esas palabras Lily volvió a sentarse, pero no soltó el bolso.
- ¿Ves ese lago? – le preguntó
“Debería estar ciega para no verlo” pensó de mala gana Lily pero no dijo una palabra.
- Al otro lado hay una casa que pertenece a mi familia, tengo ya varios años sin ir allí... – dijo con tristeza – has demasiados recuerdos allí, buenos y malos... y yo… yo odiaría que eso te afectará…
- ¿Por qué habría de afectarme? – preguntó Lily aunque sabía a que se refería.
- Hace dos años creí que mi corazón había dejado de sentir, que no sería capaz de volver a latir… - dijo con un hilo de voz…
- ¿Por qué lo dices? – preguntó Lily sintiendo que su corazón se achicaba
- Perdí a alguien que significaba todo para mí… la amaba mucho… y yo… yo no quiero dañarte con eso…
- ¿Aún te duele? – quiso saber Lily
- No, estaba como entumido… ¿sabes?
- ¿y ahora?
- Ahora creo que mi corazón esta volviendo a latir…
Lily lo miró a los ojos y no supo que decir…


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