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Renacer 05


El renacer de un corazón.

Por Alejandra Maraveles

05. Nuevos sentimientos
Después de haber roto el compromiso Lily tuvo que seguir su vida, y aunque sabía que lo que había hecho era lo más correcto, no podía dejar de pensar en si había sido mala con Don. Ese remordimiento la estuvo persiguiendo durante más de dos semanas, hasta que cierta tarde se lo había encontrado saliendo del cine de la mano de una chica a la que Lily reconoció como una compañera del trabajo de Don.
Lily ese día comprendió que ella también tenía derecho a seguir con su vida, aunque poco tiempo libre tenía desde hacía semanas; la entrevista que había tenido con Anthony Brown había sido tan rápida y después él había salido de viaje… y desde entonces no había vuelto a verlo… Sí, muchos mails le llegaban a diario, pero ella no podía tomarlos como algo más, incluso ni siquiera podía llamarlo una amistad, sus mails eran cortos, impersonales y siempre era para preguntar algún detalle del nuevo proyecto que se estaba arrancando.
De no haber sido por Ale que estuvo a su lado durante esas largas semanas, Lily habría dejado su trabajo.
Esa noche era el viernes de una larga semana de trabajo, Ale había salido hacía una hora y ella aún estaba inundada entre muestras de gráficos, sus ojos empezaban a arderle, esa semana había salido diariamente después de las once de la noche para entrar al día siguiente a las 7 de la mañana.
Ese día en definitiva era la culminación de una semana demasiado larga, y sus ojos le estaban empezando a reclamar la falta de sueño… Lily se levantó de su escritorio y fue a quitarse el maquillaje de los ojos… los cuales ya estaban bastante irritados… Regresó a su lugar y se puso unas gotas para descansarlos… tenía los ojos medio cerrados cuando escuchó que alguien entraba a la oficina… Lily pensó que era Ale que había olvidado algo así que sin limpiarse los ojos volteó la cara
- ¡Cielos! ¿Te ocurre algo?
Podía no ver bien, pero esa voz no la podía olvidar, así la hubiera escuchado una sola vez con eso habría sido suficiente para que así fuera.
- Anthony – dijo con la voz seca.
Anthony se aproximó a donde estaba Lily.
- ¡Rayos Lily! Me siento mal… yo pensé que ya no había nadie, y aquí estas todavía… y quizá tienes problemas en tu casa… ¡¡Todos han de pensar que soy un ogro!!
Lily se extraño del comentario y frunció un poco el entrecejo. “¿de que habla?” pensó la muchacha mientras veía que Anthony sacaba un pañuelo. Él acercó el pañuelo a la cara de Lily y con delicadeza secó sus ojos. En ese momento Lily cayó en la cuenta de que Anthony pensaba que ella estaba llorando. Abrió la boca para decirle la verdad, pero él estaba siendo tan cariñoso con ella que prefirió fingir demencia.
- No, ¿cómo crees? – dijo Lily bajando la mirada.
- Bueno, no puedo dejarte aquí… - le dijo al tiempo que le levantaba la cara con delicadeza – no soy un ogro, y no me gusta que la gente que trabaja conmigo se desvele y pase malos ratos por mi culpa.
- Yo…
- No digas nada, Stear me dijo que tu único defecto era que eres demasiado perfeccionista… jamás lo imaginé que era tanto…
Lily al escuchar eso se sonrojó. Y él le dio la mano para que se levantara. Lily acostumbrada a ser independiente pensó que no era necesario que nadie le ayudara a levantarse, pero en cuanto Anthony tocó su mano sintió como si una neblina se hubiera instalado en su cerebro, y todo a su alrededor desapareció.
Anthony se encargó de cerrar la oficina, tomó el sacó que estaba colgado en la perchera de Lily, se lo colocó sobre los hombros y la guió por los pasillos del edificio.
Pronto llegaron al estacionamiento.
- Lily ¿Cuál es tu carro? – dijo señalando dos carros que estaban allí.
- ¿Perdón? – preguntó Lily volviendo a la realida.
- ¿tu carro? – repitió Anthony.
- No tengo carro.
- ¿Y como pensabas irte a tu casa a estas horas?
- Iba a tomar un taxi – dijo ella.
- No puedo creerlo… ¿a estas horas? Eso es muy peligroso…
- Nunca me ha pasado nada – respondió Lily.
- No, no puedo dejarte irte así, ven sube a mi auto yo te llevo…
- No es necesario – dijo Lily muy apenada.
- Claro que lo es…
Anthony la guió hasta su automóvil y Lily subió a él… cuando él cerró la puertezuela, Lily sintió que su corazón latía más rápido que nunca. Y hubiera deseado que el trayecto fuera más largo, y nunca se le había hecho tan corto como esa vez. Anthony se bajó del carro y ayudó a Lily a bajarse del carro. Y la acompañó hasta la puerta.
- Lily.
- ¿Sí...?
- Tómate el fin de semana, ¿esta bien? No quiero escuchar de los guardias que fuiste a trabajar el fin de semana….
- Está bien
- Bueno nos vemos el lunes… - dijo al tiempo que se despedía dándole un beso en la mejilla.
Lily sólo pudo coordinar asentir con la cabeza, las palabras, todas las palabras del mundo habían desaparecido. ¿Acaso había alguna manera de que existiera una que expresara lo que sentía?


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