LA VALKYRIA Y EL OSO
Por Valky Ady
Capítulo Cuatro
¿Valkiria Ady, conseguirá su
objetivo?
-Mi querida y pequeña hermana,
no cabe duda que el matrimonio te ha cambiado, es una lástima
–dijo Ady con un tono de burla.
-Déjala, si no quiere hablar, no
tenemos que obligarla –dijo Valkiria Alma.
-Claro, como ya no confías en
nosotras. Pero Alma tiene razón, no te volveré a molestar con mis
tontas preguntas Perla –dijo Ady.
Perla sintió en las palabras de
Ady, cierta tristeza y decepción, pues ambas eran muy unidas y se
contaban todo. La joven esposa pensó que nada grave pasaría, al
cabo eran sus hermanas y no unas extrañas, además confiaba en que
ellas no dirían ni una sola palabra, así que procedió a relatarles
su aventura. Todas estaban maravilladas y sorprendidas con el
extraordinario cuento.
-Que raro que la curiosidad no
te haya vencido, pues de todas tú eres la más curiosa Perla –dijo
Emma.
-Si eso es muy raro en ti
querida hermana –dijo Laura.
Con una sonrisa falsa y una
actitud un tanto extraña, Ady se acerco a Perla y abrazando a su
hermana, le dijo.
-Mi pequeña hermana, yo se como
puedes satisfacer esa curiosidad que esta rodando en tu mente y
corazón y sin que él se de cuenta –dijo Ady sarcásticamente.
-¿De veras?, ¿no es eso
imposible? –preguntó Perla.
-Ady, no inquietes a Perla –dijo
Lily.
Ady contesto a Lily molesta.
-Es su esposo y Perla tiene
derecho de saber con quien se casó –su actitud se torno ofendida
–o a caso me crees capaz de causarle una pena a mi hermana
favorita, a caso crees que soy un monstruo –dijo Ady al borde del
llanto.
-Ady no exageres, no es para
tanto. Solo creo que nuestra hermana debe cumplir su promesa –dijo
Lily.
-Y ¿qué plan es ese Ady?
–pregunto Laura.
Ady mostró un pequeño frasco, el
cual contenía un perfume que ella misma había elaborado y lo puso
en las manos de Perla diciéndole.
-Impregna tu piel con esta dulce
fragancia y tu amado esposo al inhalar el aroma, se quedará
dormido, lo suficiente para que puedas mirarle. El efecto dura
cinco minutos, además él nunca sabrá de tu pequeña travesura.
-¿Estas segura Ady? –pregunto
Perla con una dulce inocencia.
-Claro, él nunca sabrá lo que
hiciste -reafirmó Ady.
-Es una locura, no debes hacerlo
Perla –dijo Alma.
-Pero si tan solo serán unos
minutos, qué puede pasar –dijo Di.
-Y así Perla nos dirá como es su
amado esposo, ¡¡qué emocionante!! –dijo Emma.
Alma que era la más juiciosa de
las Valkirias, se acercó a Perla y tomándola de las manos le dijo.
-Querida hermana, no lo hagas;
además el hechizo termina mañana a la media noche, no apresures
los acontecimientos. Estoy segura que harás lo correcto.
-Alma, no te preocupes. Por
primera vez seré una mujer juiciosa y le cumpliré la promesa a mi
amado esposo, gracias por tus palabras –dijo Perla con una bella
sonrisa en sus labios.
-Alma porque eres tan aburrida,
qué más da unos minutos antes o después –dijo Ale.
-Eres muy aburrida Alma –dijeron
Emma y Di.
-Hermanas, es hora de regresar
al lado de mi amado esposo –dijo Perla.
-Te acompaño a tu caballo –dijo
Ady.
Lejos de las demás guerreras,
Ady terminó con su obra.
-Perla admiro tu tenacidad, tu
firmeza, pero… no creo que tu curiosidad sea menos, haz la prueba,
te aseguro que no pasará nada malo, tú sabes que te quiero mucho y
no deseo ningún mal para ti –dijo melancólica Ady.
-No lo se… creo que Alma tiene
razón –contestó Perla.
-Es tu decisión, cuídate hermana
–al decir esto Ady deposito un beso en la mejilla de su hermana.
-Gracias de todas maneras, te
quiero mucho –dijo Perla.
-Y yo a ti, mi pequeña hermana
–contestó Ady.
La noche llegó y en la alcoba,
Perla esta pensativa, las manos de ella jugueteaban con el frasco
y su mayor defecto la venció. Rápidamente la guerrera se impregno
del perfume, minutos más tarde llegó Anthony.
Al entrar beso la mejilla de su
amada esposa, para luego dirigirse al lecho y quedó dormido. Perla
se apresuró a recorrer las gruesas cortinas y así los rayos de la
luna inundaron la habitación. La mirada de la guerrera quedó
maravillada con la galanura de su amado esposo, se sentía tan
feliz. Después de ese momento exquisito, privó a la luna de seguir
admirando a su esposo.
Anthony despertó y se incorporó,
de sus labios una voz triste, llena de reproche salió preguntando.
-¿Por qué, amada esposa, por qué
lo hiciste?
-¿Hacer qué, amado esposo?
–preguntó nerviosa la Valkiria.
-Te pedí paciencia, te pedí solo
cinco días y a un día de desaparecer el hechizo faltaste a tu
promesa. Y me doy cuenta con infinita tristeza que tu curiosidad
fue más grande que tu amor.
Las ventanas se abrieron
estrepitosamente, la alcoba quedo totalmente alumbrada. Perla miró
en el rostro de su amado esposo, una profunda tristeza y en el
acto quedó convertido en oso.
-Pero qué pasa… si todavía es de
noche… no debería… -las palabras se ahogaban en la garganta de la
guerrera.
El oso salio
rápidamente, la guerrera corrió tras de él, pero no lo alcanzo. Lo
buscó por todo el inmenso jardín del castillo, y no lo encontró. A
lo lejos se escucho retumbar por todo Midgard un lastimero gruñido
de oso, Valkiria Perla cayó de rodillas implorando perdón y
llorando amargamente su tonto error
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