Capítulo
05. El Pauna en Nantucket
Por Lily
Flor
Y de hecho, cuando llegaron al puerto
de Boston, el Yate era grandísimo.
-¿Te gusta?- Preguntó Stear, dando un
pequeño golpe en la espalda de Alejandra.
-Tiene un motor 2 x 870HP. Y una
velocidad de crucero a 17 millas por hora.- Siguió diciendo Stear
muy entusiasmando mientras proseguía a entrar al Yate.
-Si, y tiene acomodaciones, para 6
personas, tocador de CD, Aire acondicionado, y Televisión de 64
pulgadas- continuó Archie todavía mas entusiasmado. Mientras
entraba.
Anthony y Alejandra les siguieron. En
verdad el yate estaba bien equipado, y se notaba que lo cuidaban muy
bien.
-Adelante, bienvenida al Pauna- dijo
Anthony muy contento, mientras prosiguió al pequeño bar para servir
un vaso de agua
-¿Al Pauna?- Preguntó Alejandra.
-Si, ese era el nombre de mi madre,
toma, esto es para ti- le dijo Anthony mientras le daba el vaso de
agua.
-¿Tu madre?- Preguntó Alejandra con
preocupación.
-Si, murió cuando yo era pequeño, mi
tío decidió ponerle ese nombre en honor a su hermana.-
-Lo siento- dijo Alejandra sin dejar
de mirar a Anthony que parecía haberse puesto un poco melancólico.
-No, no te preocupes, paso hace
tiempo- le dijo Anthony sin mucha importancia.
-Ven, déjame enseñarte el resto- le
dijo, mientras tomaba su mano una vez más. Y la llevaba consigo a
todas las partes del barco.
-¡oh! Dios... a tomado mi mano de
nuevo, ¿Qué no sabe él lo que causa al tomar mi mano así?- Pensaba
Alejandra. Mientras se dejaba dirigir por Anthony.
El barco se puso en marcha tan pronto
como llego Pablo, el conductor que los llevaría en el tour por los
alrededores de Boston y sus islas.
-Pónganse cómodos, los llevare por
este viaje que durara aproximadamente 1 hora y media. Si lo desean
podemos parar por la Isla de Nantucket, para que puedan bajar a
cenar- comunicó Pablo a sus pocos tripulantes.
Los chicos rápidamente se dispusieron
a jugar un partido de billar, en la mesa de la ante sala. Alejandra,
prefirió disfrutar del paisaje de la ciudad que tan poco conocía.
-Boston es en verdad una ciudad muy
bonita- se dijo a sí misma. Mientras admiraba las localidades
alrededor del puerto. Donde podía divisar un castillo hermoso, el
acuario, un sin numero de restaurantes, y el Boston Pavilion donde
se celebran conciertos al aire libre.
Alejandra se acercó a Pablo para que
él pudiera hablarle de los sitios que estaban pasando.
-¿Cómo se llama ese lugar?- Preguntó,
refiriéndose al castillo.
-Eso, es Castle Island, o la isla del
Castillo- Le dijo Pablo muy seguro.
-Se llama así porque antes era una
isla, allí dentro era un fuerte donde la armada vigilaba el océano.
Varias batallas se rindieron desde ese castillo. Ahora la isla esta
unida a Boston, para que fuera más accesible a los visitantes-
-Que interesante- comentó Alejandra.
Mientras continuaba admirando los alrededores.
Alejandra estaba muy complacida
sintiendo el viento y la brisa del día. El viaje parecía estar
durando más tiempo del que habían previsto. Pero ella estaba
disfrutando de cada segundo.
Por fin se aproximaron a la isla.
Pablo ancló el yate mientras todos admiraban por primera vez
Nantucket. Era de verdad un pequeño secreto ¡a unas cuantas millas
de Boston!
Había mucha gente haciendo uso de
todas las localidades. Desde pequeños restaurantes, hasta grandes
hoteles de lujo. Por supuesto infinidad de pequeñas tiendas de
curiosidades. Alejandra pensó que debió haber traído mas dinero
consigo. Ahora iba a estar tentada de comprarse algo.
Caminaron por unos minutos por los
alrededores. Hasta llegar a un pequeño restaurante.
Les llamo la atención por lo simple
del lugar, pero al mismo tiempo rústico y abierto. Justo enfrente
del mar. Enseguida entraron y pidieron una mesa. La mesera los
condujo a una mesa justo en la parte de afuera donde podían apreciar
la vista del mar, y el paisaje pintoresco del resto de la isla.
-Bien, que se ve bueno- preguntó
Archie.
-Me estoy muriendo de hambre, me
comería el restaurante entero- dijo muy seriamente. A todos los
demás les causo mucha gracia y se rieron a carcajadas de él.
-Pues pide el restaurante entero- le
dijo Stear
-Yo también tengo hambre pero creo
que pediré. Para empezar..... Mmm... Que se ve bueno...
Appetizers
Passed Hors d”oeuvres and our Homemade Clam Chowder
Entrée
One &
2
Pound Native Lobster, Served with Hot Melted Butter
Boneless Marinated Chicken Breast
Nantucket Mussels
Bartlett Farm Corn on the Cob
Red Bliss Potatoes
Sweet Maui Onions
Linguica
Cheddar Corn Bread
Dessert
Assorted Homemade Cookies and Brownies
-OH que será eso de Linguica-
preguntó Stear sacando la lengua con curiosidad.
-No seas tonto, Stear, es una clase
de espagueti- le contestó Archie, dándole un pequeño golpe en el
hombro. De nuevo rieron todos. Pronto llego la mesera dispuesta a
tomar sus órdenes.
-Si me lo permiten, me gustaría ordenar
una botella de vino para todos- sugirió Anthony
-¿Te parece Ale?- Le preguntó Anthony a
Alejandra que se encontraba perdida en el menú aun.
-OH, si, si claro, por mí si- dijo,
titubeando un poco.
Anthony se dirigió a la mesera que para
entonces se encontraba en tremendo coqueteo con los chicos, que no
dejaban de servirle cumplidos.
Anthony aclaro su garganta, como
llamando la atención de los chicos, incluyendo a la mesera.
-Nos trae una botella, de Pinot Rojo-
dijo Anthony
-Ese vino va con toda clase de comida-
dijo acercándose un poco a la mesa.
Alejandra lo miraba de reojo, y no
podía evitar sentir una gran atracción por él. De momento se dio
cuenta que no solo ella tenia la mirada fija en Anthony y en el resto
de los chicos, además de las meseras, las otras comensales del lugar,
así estuvieran acompañadas, no dejaban de echarles miraditas.
Alejandra se sintió de pronto incomoda, pero también muy dichosa de
ser única mujer entre todos esos chicos tan
guapos.
Todos ordenaron su comida. 1 libra y
media de langosta con mantequilla para Stear y Archie.
-Que a mi no se me acerquen después de
eso- dijo Alejandra riéndose.
Anthony pidió la Linguica.
-Me encanta la pasta- dijo
Alejandra pidió las pechugas de pollo
marinadas.
El vino no se hizo esperar. La mesera,
muy servicial sirvió a todos, una copa de vino.
Alejandra normalmente no bebía, pero
tal y como se lo imagino. El vino que pidiera Anthony seria de muy
buen gusto y sabor. Y lo era.
-Brindemos- dijo Anthony levantando su
copa.
-Por este día- agregó Anthony. -Si, por
este día- dijo Alejandra muy vehemente.
-Porque pronto regresemos a casa- dijo
Archie. Y Stear asintió junto con él.
“Regresar a casa..... Pronto volverán a
Chicago, es cierto, como no me había puesto a pensar en esto” pensó
Alejandra un poco confusa.
Tomó el vino, y después de solo dos
sorbos se dio cuenta que le estaba haciendo efecto muy pronto.
La velada prosiguió muy amena. Entre
anécdotas curiosas de los clientes de la joyería, y una que otra
mención de Chicago, su mansión en Lakewood, y sus parientes. Alejandra
se mantuvo en silencio, agregando un si, aquí y allá, y sonriendo. Si
sonriendo, porque solo así podía ocultar el dolor tan profundo que
sintió en su corazón, de pensar que muy pronto sus amigos se irían,
incluyendo a Anthony. A ese niño tan amable, tan caballeroso, tan
guapo, y que hacia que su corazón sintiera cosas que hacia mucho,
mucho no sentía.
Como era de esperarse, Anthony se
ofreció a pagar, y sacó una tarjeta de crédito. Alejandra no se
hubiera imaginado otra cosa pero se dio cuenta de que era una tarjeta
de negocios. ¡Premier bussiness card-Andley Enterprises! decía la
tarjeta.
-Esta cena es un regalo del tío Albert-
dijo Anthony entre risas. Los chicos rieron también.
La mesera regreso, con unas mentas para
todos. Se pararon y salieron de nuevo al pintoresco pueblo en la
hermosa isla.
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