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Fic Luces 14



14. De vuelta en Chicago. 
    La carta tan esperada de Albert por fin llegó, la tía Abuela había perdido la batalla, Candy se inscribiría en la escuela de enfermeras. Cuando Candy recurrió a la señorita Ponny quien le ayudó a ingresar a la escuela de su amiga Mary Jane, todo resultó mucho mejor que la primera vez, Candy hacía las cosas con más habilidad de lo que lo había hecho por primera vez. Ganándose el respeto sobre todo de Flanny, a quien Candy respetaba mucho y a quien quería tener por amiga.  
Por otra parte la estancia en el hospital le había resultado mucho más placentera, Anthony y Stear quienes habían entrado a estudiar a Yale habían ido a visitarla en un par de ocasiones. Mientras tanto parecía que la relación de Archie y Annie al no haber iniciado de manera tan forzada, era mucho más agradable. Y ambos disfrutaban de su noviazgo.  
Sin embargo el ambiente de guerra se podía respirar en el aire, finalmente la guerra estalló, Candy ya sabía lo que eso significaba, y fue enviada junto con sus otras cuatro compañeras a seguir su preparación para enfermera a Chicago.  
Para sorpresa de Candy, la tía Elroy había ido a recibirla y le había dado a entender que si necesitaba de su ayuda no dudará en pedirla. Anthony había intercedido por ella, y parecía que la idea de tener una enfermera en la familia no parecía tan vergonzoso como lo había pensado en un principio. 
Candy se sentía muy dichosa, Anthony y ella seguían viéndose. Pronto llegaría el momento oportuno para comunicárselo al resto de la familia y ese sentimiento la hacía sentirse muy feliz. Mientras tanto el baúl que le había obsequiado hacía un poco más de un año estaba ahora repleto de cartas y regalos que se hacían el uno al otro. Y Anthony lo conservaba como si fuera un tesoro de lo más valioso. 
Candy seguía disfrutando de todo por segunda ocasión, no cometía tantos errores, llegó el día en que Terry se presentó en el teatro. Pero en esta ocasión Candy decidió quedarse a hacer guardia como le correspondía, Anthony le había rogado que fueran, pero ella le había alegado, diciéndole que se vería muy mal, con mucha falta de profesionalismo, cuando Anthony se había encontrado de nuevo con ella le había comentado que uno de los actores era el chico que habían conocido en Inglaterra, Candy fingió sorpresa y ambos rieron.  
Después Candy se enteró por medio de Elisa, quien obviamente se había enamorado de Terry, que el joven actor estaba saliendo con Susana. Lo mismo que le había pasado a Archie parecía ser el caso para Terry, al no tener un compromiso con Candy el podía ahora disfrutar de su nueva relación con Susana, y valorar todas las virtudes que la chica poseía.  
En una de las fiestas dadas por los Andley, conocieron a alguien que Candy tenía muchas ganas de conocer… Una chica tímida de lentes, que entró al salón de banquetes de la Mansión Andley. Cuando Candy la vio sintió una gran alegría, Patty se veía más perdida que nunca, pero no sería por mucho tiempo. 
Candy se acercó a la muchacha. Ella la vio desde que empezó a cruzar el salón y bajó la mirada… parecía que no quería tener ningún contacto con algún otro invitado.  
-          Hola – saludó Candy con una sonrisa.
-          Ho- hola  - balbuceó Patty.
-          Soy Candy. ¿y tú? 
La chica levantó su cara y la miró a la cara con sus ojos castaños que trataba de ocultar tras los enormes anteojos que usaba, Candy volvió a sonreírle. Entonces la chica esbozó una débil sonrisa. 
-          Soy Patty – dijo con una voz tan baja que parecía el sonido de un ratón.
-          Bueno Patty no nos quedemos estacionadas aquí, ven te quiero presentar a mis amigos – le dijo Candy al tiempo que prácticamente arrastraba a Patty por todo el salón.  
La primer persona que la notó fue Stear, y Candy sonrió para sus adentros, sabía de antemano que los dos se llevarían muy bien.  
-          Todos, ella es Patty – dijo Candy cuando llegó hasta donde estaban los chicos junto con Annie. 
Los chicos la miraron y saludaron elegantemente, mientras que Patty parecía azorada por la atención que los chicos Andley le prodigaban. 
-          Patty, él es Stear, Archie, Anthony y ella es Annie – dijo Candy con una sonrisa.
-          Espero no confundirlos – dijo finalmente con una voz más normal. 
Esa fiesta fue muy alegre para Candy, finalmente tenía entre sus amigos a esa chica que tanto le había ayudado la primera vez, ahora si sentía que todo estaba completo. Sin embargo la felicidad no le había durado durante mucho tiempo, esa tarde, llegó como lo había hecho anteriormente. Albert en medio de una tremenda conmoción, Candy parecía haber olvidado ese momento, pues cuando lo vio sus lágrimas no pudieron contenerse, lo vio pálido y sabía la tristeza que tendría al despertar porque no recordaría nada de él. 
El despertar de Albert fue tan doloroso como Candy lo había previsto, sin embargo en esta ocasión consiguió uno de los cuartos especiales para él, y no dudo un momento para avisar a la familia Andley, la tía Abuela no paró de agradecerle el hecho de que ella estuviera allí para cuidarlo. 
-          Ve tía, le había dicho que tener a una enfermera en la familia no tenía nada de deshonroso – le dijo Anthony una vez que todos estaban dentro del cuarto especial.
-          Candy, por favor te lo encargo mucho – le pidió la tía Elroy.
-          Sí tía, eso haré, Albert me importa mucho, no dejaré que nada le pase. 
A pesar de lo doloroso que era para Albert, Candy pudo disfrutar ese tiempo, los chicos no paraban de ir, Anthony rara vez salía del Hospital. Y Candy era la encargada de Albert, la influencia de la familia Andley se dejó notar más que nunca, ella sin todavía estar diplomada era la enfermera principal.  
Gran parte de la estima por parte de sus compañeras se tornó rápidamente en envidias y celos, a pesar de que Candy era la primera de la clase, no pudieron dejar de murmurar por las deferencias que el director del Hospital tenía con ella. Sin embargo Candy las dejó hablar ella estaba contenta pronto tendría su diploma y se dedicaría de tiempo completo a cuidar a Albert. 
La angustia fue disminuida porque Anthony estaba siempre a su lado, y cada vez que despertaba Albert tenía a alguien de la familia que se ocupaba de él y que trataba de animarlo para que no se desesperara. Además pudo percatarse de que Stear había llegado en varias ocasiones con Patty, al parecer su relación estaba floreciendo mucho más rápido de lo que había hecho la primera vez. 
El tiempo siguió pasando y finalmente Candy obtuvo su diploma, y se sentía muy contenta de poder estar todo el tiempo con Albert, en cierta forma extrañaba todo el tiempo que había convivido con él, siempre había estado allí para ella, y ahora ella tenía la posibilidad de poder cuidarlo de mejor manera. 
Una tarde entró a la habitación y se encontró a Albert parado al lado de la ventana, una vez lo había visto así, y ese día ella lo había escuchado hablar de una manera en que nada se parecía a él, su mirada era tan triste como ese día. 
-          Albert, ¿te encuentras bien? –le preguntó Candy con un poco de angustia
-          Sí estoy bien – contestó el con una fingida sonrisa.
-          Albert yo sé que estás desesperado – le dijo tomando sus manos – no quiero que te sientas así, tú no eres así.
-          Sí, todos me dicen lo mismo – le contestó con los ojos húmedos. 
Su cara demostraba una melancolía exagerada y Candy estaba a punto de llorar por verlo tan deprimido. Albert levantó la mirada y sus ojos azules deslumbraron a Candy, por un segundo recordó lo que era estar en sus brazos y ser besada con pasión, no pudo evitar sonrojarse. 
-          Albert te traje lo que querías… - Anthony se quedó bajo el quicio de la puerta, atónito por la escena. 
Hizo el amago de retirarse, entonces Candy lo vio y se sobresalto, soltó inmediatamente las manos de Albert y se puso muy nerviosa. Se levantó y fue hasta donde estaba Anthony. 
-          Anthony, no oí la puerta – dijo un tanto nerviosa.
-          La puerta estaba abierta – dijo muy serio y no le quiso dar la mano a Candy. 
Se pasó hasta donde estaba Albert y le dejó el paquete que traía para él. 
-          Me tengo que regresar a la mansión, nos vemos luego – dijo escuetamente y salió de la habitación. 
Candy miró a Anthony mientras se alejaba por el pasillo, y se sintió muy mal, entonces detrás de ella salió Albert. 
-          No Albert, no debes salir – le dijo Candy al tiempo que lo tomaba del brazo y regresaba a la habitación.
-          ¿Acaso él es tu novio? – preguntó Albert mirando intensamente a Candy.
-          Sí – contestó Candy después de un momento. 
Albert volvió a sonreír débilmente. Se recostó en la cama y la miró durante unos minutos. 
-          Candy, no puedo seguir aquí – le dijo finalmente
-          Albert, aquí te estamos cuidando – le contestó Candy
-          Pero no necesito muchos cuidados – mencionó Albert. 
Entonces Candy recordó que Albert había recuperado la memoria mientras estaba fuera del hospital, quizá si lo dejaba allí nunca podría recuperarla. 
-          Tienes razón Albert, veré que puedo hacer – dijo Candy.
-          Él te quiere mucho – dijo Albert
-          ¿Qué? – exclamó Candy quien no sabía realmente de que hablaba.
-          Anthony te quiere mucho, no deja de hablar de ti – dijo el joven rubio que estaba en la cama.
-          Él es correspondido – dijo Candy y salió de la habitación. 
En el interior de ella, sentado sobre la cama, una solitaria lágrima resbalaba por la mejilla del joven que allí estaba oculto en la oscuridad de la misma.



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