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Fic Luces 13



13. La decisión de convertirse en Enfermera.
    Después de vacaciones tal y como lo había pensado Candy, tuvo que volver a sus lecciones particulares con Benny, sin embargo notó un cambio favorable en sus compañeras de clase, aunque ella no había estado presente, supo luego por boca de Annie, que Elisa había sido excluida de su circulo de amigas, por lo visto nadie podía olvidar fácilmente las palabras recias que había recibido por boca de Anthony, él era muy querido por sus compañeros, además de que era tan guapo y caballeroso que las chicas no pudieron dudar de sus palabras.  
Todo aquello había resultado estupendo para Candy, quien comenzó a hacer amistades y a ser tratada con mucho respeto, sin embargo Candy sabía que Elisa no podría quedarse tranquila por mucho tiempo, pero prefirió ignorarla lo más que pudiera. 
Sin embargo todo había vuelto a la normalidad, Candy y los chicos se veían cuatro veces por semana, y habían pasado varios fines de semana juntos… Y en uno de esos fines de semana, habían ido a visitar el Hogar de Ponny, Candy le enseñó cada parte de los alrededores, la señorita Ponny y la Hermana María, estaban encantadas con los muchachos que eran tan educados y protegían tanto a Candy 
Los chicos del hogar se divirtieron con la visita y todos pasaron un buen rato. Y así el tiempo siguió pasando, y cada vez Candy se sentía un poco vacía. Por un lado tenía a Anthony y eso la hacia sentir muy feliz, pero también sabía que esa vida llena de lujos no era lo quería para ella, la hipocresía de las personas que iban al colegio, se había hecho latente cuando comenzó a tratarlas más, se había dado cuenta de que muchas de sus compañeras pensaban de la misma manera de Elisa, que ella era una recogida muerta de hambre, pero que por el dinero que poseían los Andley eran capaces de pasar cualquier irregularidad. Lo mismo que habían hecho para ignorar a Elisa. Candy no quería estar entre ellas, necesitaba algo más. Y si se quedaba allí eso no iba a cambiar. 
Extrañaba estar con sus pacientes, sentir que era necesitada, y que podía ser independiente y pasear sin tener que pedir permiso a nadie, pero eso no lo podría hacer mientras siguiera como hija de los Andley, se había hecho la promesa de no hacer enojar a la tía Elroy, pero no podía dejar pasar su profesión así de fácil. 
Ese desasosiego que sentía, lo guardó por un tiempo, mientras las clases seguían su curso. Aunque sus notas eran muy buenas, se seguía sintiendo intranquila, algo que no notó nadie hasta que llegaron las vacaciones de verano, el curso había terminado para entonces, Candy cada vez se sentía menos tranquila quedándose en el mismo sitio.  
Por segunda vez vio que no podía cambiar las cosas radicalmente, Albert los mando a Escocia. En esta ocasión Candy trato de no acercarse a la Villa Grandchester, no podía seguir tratando de mejorar las cosas, la vida de había dado una segunda oportunidad y ahora estaba con Anthony, había regresado por él y es lo que iba a conservar. Así que decidió poner a Terry en lo más profundo de sus pensamientos y trato de divertirse estando en compañía de su Anthony al que tanto amaba. 
Pero a pesar de querer estar feliz seguía sintiendo esa necesidad de escapar. Estando todo el tiempo con Anthony el no tardó mucho tiempo en notar que algo le pasaba a Candy. 
-          Candy, dime ¿Qué te sucede? – le preguntó un día que se habían separado de los demás para estar un rato a solas.
-          ¿De que hablas Anthony? – dijo Candy.
-          Candy, algo te pasa, no dices nada pero yo lo se, tus ojos ya no tienen el brillo que solían tener, tu sonrisa no es tan franca como lo era antes, por favor dime que es lo que esta pasando… - le rogó a Candy para que ella hablara.
-          Anthony nunca te has sentido como si tú… no se debieras estar en otro lado, haciendo algo distinto a lo que haces… - preguntó Candy. 
Candy entonces pensó que no debió haber hecho esa pregunta. Los ojos de Anthony parecieron velarse por un segundo y se quedo mirando el lago. 
-          Candy, me siento así todo el tiempo – le dijo con un dejo de amargura – a veces siento como si estuviera en un sueño, como si todo esto no fuera verdad, es como si debiera estar en algún otro lado. 
Candy miró a Anthony volvió a sentir el mismo miedo que había sentido cuando había evitado que muriera. Entonces el volteó su cara y miró sus ojos. 
-          Pero cuando estoy contigo. Lo demás no importa, cuando veo tus ojos brillantes y tu vida llena de pasión. Y olvido todo lo demás. La vida no sería nada si tú no estuvieras aquí.
-          Anthony – dijo Candy mientras sus ojos se humedecían – A veces pienso que no soy lo suficientemente buena para ti…
-          Nunca, -le dijo serio – nunca vuelvas a decir eso… 
Anthony tomó las manos de Candy entre las suyas, y las besó con ternura. 
-          Candy, soy el hombre más feliz cada vez que estoy contigo, y me preocupa verte triste – le dijo con vehemencia.
-          No quisiera estar triste – aseguró Candy – tu sonrisa siempre me dice que todo va a estar bien…
-          Entonces dime que te ocurre – le rogó de nuevo Anthony. 
Candy lo miró con indecisión por unos segundos, le resultaba ahora muy egoísta preocuparse por ella cuando por un simple deseo había impedido que Anthony fuera a reunirse con su madre, y ella allí frente a él tenía la desfachatez de sentirse triste. 
-          Candy – dijo con la voz ahogada  Anthony – no se que ocurre, siento desde hace mucho tiempo que no eres sincera. No se porque no me tienes confianza.  
Anthony volteó la cara pero Candy alcanzó a ver una pequeña lágrima que resbalaba mansamente sobre la calida mejilla de Anthony. 
-          No quiero regresar al colegio – dijo impulsivamente.
-          ¿Por qué? No te habrán tratado mal – dijo enojado Anthony pensando en Elisa
-          No, nada de eso – dijo Candy.
-          ¿Entonces? – preguntó Anthony muy extrañado.
-          Anthony quiero estudiar para ser enfermera – dijo Candy.
-          ¿Tiene algo que ver con la carta que mando Albert esta semana? – quiso saber Anthony.
-          Si, algo tiene que ver – dijo Candy – pero no solo eso, creo que ayudar a los demás es algo digno.
-          Si es lo que quieres hazlo – dijo Anthony – además el próximo curso ya no iremos al colegio ni Stear ni yo, los dos entraremos a la Universidad.
-          ¡Ohh! Tan pronto – dijo Candy
-          Solo un poco – dijo riendo Anthony – la tía abuela así lo dispuso.
-          ¿Y Archie? – preguntó Candy.
-          El se quedara un año más. – contestó Anthony 
Candy se sentía más libre, ahora que sabía que como fuera, Anthony ella ya no iban a estar juntos en la misma escuela sintió que podía decir todo sin problemas. 
-          Anthony, me preocupa lo que vaya a decir la tía Elroy sobre mi decisión – dijo Candy
-          No lo va a tomar bien – dijo Anthony un poco pensativo.
-          Lo sé, pero… - dijo Candy apesadumbrada
-          No te preocupes… Yo voy a apoyarte en todo –le dijo con una sonrisa en su cara 
Candy miró a Anthony y él le dio un beso en la mejilla, mientras se levantaban del fresco césped, a lo lejos Candy alcanzó a ver la villa Grandchester, suspiró y se abrazó a Anthony.  
Tal como lo habían previsto, la tía Abuela gritó de indignación cuando Candy le dijo que quería ser enfermera. Pero tal como Anthony le había dicho no se había quitado de su lado y la había defendido, la tía Elroy había visto la vehemencia con que Anthony defendía los ideales de Candy.  
La tía abuela se enojó y no le dirigía la palabra ni a Candy ni a Anthony, que en mucho era una mejora, ya que tampoco les exigía que regresaran a la villa Andley antes de que anocheciera… parecía que tenían la mitad de la batalla cuando sucedió un accidente que Candy no recordaba.  
Elisa se había caído de una de las lanchas, y antes de que alguien se arrojara al agua, Terry lo había hecho, para sorpresa de todos. Y de igual manera había sido invitado a la “fiesta blanca” que había preparado Elisa con beneplácito de la tía Abuela, Candy se sentía algo aturdida parecía que no por más que hiciera no podía evitar encontrarse con Terry.  
Pero no contaba con que Anthony tenía un mejor plan, como seguían enojados con la tía Elroy, y no quería pasar todo un día con ella, sabía que si cedía un poco nunca accedería a la petición que le habían hecho, mientras no recibieran una carta de Albert donde le diera la aprobación de la decisión de que ya había tomado Candy.  
Esa tarde mientras Terry entraba a la Villa Andley, Anthony y Candy había salido por el jardín, los dos salieron del jardín y llegaron al bosque, Anthony reía con alegría y Candy se había contagiado de la sonrisa.  
Caminaron tan aprisa que pronto estuvieron solos, cerca del Lago, el atardecer había pintado de color carmín el cielo, y el lago brillaba resplandeciente como si fuera de oro los dos se quedaron estáticos viendo el bello paisaje, era como si se pudiera oír la luz a través de la cristalina agua, Anthony tenía las mejillas tan encendidas como el atardecer, se acercó a Candy y la besó suavemente, a medida de que los besos continuaban se iban tornando más pasionales, ninguno de los dos parecía reaccionar, pero la imprudente lluvia les hizo salir del torbellino de pasión en el que se encontraban, y los dos tuvieron que regresar a la villa a donde habían llegado totalmente empapados. 
Lo primero que vio Candy cuando entró fue a Terry, pero entonces todas las dudas que había tenido, las confusiones que de repente le llegaban se difuminaron, todavía sentía el calor de los besos que Anthony le había dado, sentía como su corazón latía aprisa, y sabía que lo amaba más que nunca. Candy saludó cortésmente y subió a su habitación para cambiarse de ropa. Después no regresó. 
Candy no sabía pero Terry sentía que la amaba, la conexión que había tenido con él, la noche de año nuevo había despertado en el chico el amor que había sentido por primera vez, sin embargo ahora Candy estaba en su propio mundo, en un mundo en el que se había vuelto inmune a las miradas y presencia de Terry. Donde lo único que importaba era la esperada respuesta de Albert donde le daría autorización para ser enfermera.



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