Por Perla Gutiérrez
Bueno, esta historia ocurrió no hace
mucho tiempo en alguna ocasión que salí del Valhalla, no diré si con o sin
permiso de mi padre Odín, eso ya no viene al caso.
(Voz interrumpiendo)fue sin permiso,
¿verdad?
Este… si, ok, fue sin permiso, pero
repito que ese no es el punto.
Resulta y resalta que en esa ocasión,
caminando por un valle encantador, con un lago mágico, bueno, que todo
estaba muy bonito, conocí al chico más bello de toda la creación. Su
nombre: Anthony Brown Andley.
(Voz interrumpiendo) Como si hubiera
otro chico lindo sobre quien valiera la pena escribir.
Este… que te diré… creo que si hay
otros, que ahorita no se me vengan a la mente no quiere decir que no
existan . Pero nos desviamos del tema otra vez. Como les decía, cuando
conocí a ese chico maravilloso, él estaba sentado a la orilla del lago,
sumido en profundos pensamientos; se veía realmente divino, y no pude
resistir la tentación de acercarme a saludar.
-¿eres un ángel?- pregunté
-no- contestó, y empezó a reir, pero con
una voz tan dulce, y al mismo tiempo tan varonil, y mirándome de tal
manera, que me sentí transportada a otro mundo sólo de reflejarme en sus
bellos ojos azules.
(Voz interrumpiendo) Ya me acordé, fue
en ese momento que nuestro padre Odín te trajo de vuelta al Valhalla,
castigada y custodiada las 24 horas, para que no volvieras a salir sin
permiso.
Ah, como interrumpen… pero sí, fue esa
vez. Durante mi castigo, yo no podía dejar de pensar en él, en su voz, su
sonrisa, sus cabellos, su mirada. No podía imaginar otro instante más en
mi vida sin su presencia. Y entonces, enfermé de amor, deseaba volver a
verle, conocerle, hablarle, tocarle, CENSURADO... CENSURADO…¡No me
censuren! Esta bien, no diré nada fuerte. Bueno, el punto es que cuando mi
padre supo de mi enfermedad, reunió a mis hermanas Valkirias para discutir
lo que podrían hacer por mí, ya que, aunque las demás no quieran
admitirlo, yo soy la hija favorita de Odín.
(Voz interrumpiendo) Estás loca ¿lo
sabías?
Nomás tantito y en ayunas, pero eso no
viene al caso. Lo que ocurrió fue que mis hermanas hablaron conmigo,
haciendo todo lo posible para distraerme, y de esa forma hacerme recuperar
mi buena salud. Pero yo no podía, no sin Anthony en mi vida. Mis hermanas
no entendían mi necesidad por él, hasta que la segunda más inteligente
(porque obvio que la primera soy yo)
(Voz interrumpiendo) Loca y presumida
¡shht! ¡que no interrumpas!... te decía
que ella se ofreció (mira tú que acomedida) para ir personalmente y hablar
con Anthony, investigar que había hecho conmigo y así poder descubrir un
remedio para mi mal. Pero entonces pasó que llegó mi hermana a orilla del
lago, donde el bello Anthony seguía sentado hundido en sus pensamientos
(bueno, luego nos enteramos que ayudaba a Stear en un experimento donde
este último probaba inventos submarinos, pero eso no viene al caso) y ella
le dijo “¿Tú eres Anthony?” “Soy yo” contestó él mirándola de tal manera,
que ella no pudo menos que enamorarse de él “que voz, que mirada, que
sonrisa, que porte” pensó ella “es todo un príncipe” y entonces, poseída
por un deseo por ella hasta entonces desconocido, se aproximó a él, y
suavemente, le besó en los labios. Él correspondió a su beso, y él le
pidió matrimonio, ella aceptó, y con el consentimiento de mi padre Odín,
ellos se casaron aquí en el Valhalla, y aquí viven… pero un día de estos,
mi hermana sufrirá un pequeño accidente.
Niñas, la moraleja de la historia:
siempre pidan permiso a sus padres para salir, o su hermana se casará con
el amor de su vida, buaaaaa.
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