Por Valky Ale
Pista 9. Every Morning *** Cada mañana
La noticia de que los habían nominado para el mayor premio de la
música les había agradado mucho, pero al mismo tiempo una
interminable racha de entrevistas y un incremento considerable a
sus ya millares de fans les había hecho trabajar casi al mismo
nivel que cuando habían iniciado la gira.
Todos se sentían cansados y con ganas de regresar a sus casas
para descansar.
–No pueden regresar a sus casas una vez que lleguemos a Chicago
– Isa les estaba ordenando
–¿Qué quieres decir con eso? –preguntó Anthony quien se sentía
muy decepcionado de no poder hacer lo que quería.
–Los paparazzis han averiguado donde vivían antes de formar el
grupo, nos han informado que afuera de ellas hay gente esperando
a que lleguen. –Ale agregó.
–¿Y qué se supone que vamos a hacer entonces? ¿dormir en la
calle? –dijo Terry con un dejo de sarcasmo.
–Claro que no –exclamó Lau -, les hemos preparado una casa
segura para que se queden allí.
–¿Dijiste una casa segura? Espero que se refieran a una casa
para cada uno –señaló Neal.
–Lo siento chicos pero la casa tiene que estar protegida no sólo
con lo último en tecnología sino también por guaruras, y todo
eso sale bastante caro, así que necesitamos que los 5 se queden
por un tiempo en esa casa.
–Hemos estado viéndonos durante meses, créeme lo último que
deseo es verles las caras una vez que lleguemos a casa –mencionó
Terry.
–No hay otra cosa que podamos hacer –dijo Ale -, esperamos que
sea por un tiempo, mientras cada quien consigue una casa segura.
–O sea ¿no podremos regresar a nuestras casas? –preguntó Stear.
–No, no creo que eso vaya a ser posible –comentó Isa –pero pues
una vez que lleguemos allá podrán comprar sus propias mansiones.
–¿En serio? –preguntó Anthony un poco escéptico
–Sí, chicos no he querido hablar de dinero con ustedes, pero la
verdad es que en estos pocos meses las ganancias de la venta del
disco y los conciertos, definitivamente no podría hablar más en
serio –les informó Isa.
–Wow, eso sí me gusta –comentó Archie
–Pero la repartición del dinero será con la renovación del
contrato, eso será en tres meses –dijo Ale -, así que por ese
tiempo tendrían que vivir en la casa segura que la disquera ha
dispuesto para ustedes.
–Supongo que no tendremos otra que aceptar ¿verdad?–observó
Terry
Después de esa charla y el último concierto en Europa se
prepararon para tomar el vuelo del aeropuerto de Paris, estaban
esperando en una sala VIP, los rumores de que el grupo estaría
ese día en el aeropuerto parecía haberse difundido, y centenares
de chicas apostadas a lo largo de todo el aeropuerto esperaban
verlos aunque fuera unos segundos.
–Es una ventaja haber reservado esta sala –dijo Isa –allá afuera
las cosas están imposibles.
–¿Cuánto tiempo vamos a estar aquí? –preguntó Neal.
–Unas dos horas –señaló Isa.
–No lo creo –dijo Ale –acaban de informar que cancelaron vuelos
por el mal clima, que hasta mañana van a realizarse.
–Bueno, supongo que volveremos al hotel –mencionó Archie.
–No creo que sea buena idea –apuntó Lau -, las fans no van a
dejarlos salir así de fácil.
–Sí, y yo ya gasté todos los favores que me debían –comentó Isa
-, no pienso llamar de nuevo a la policía para que los escolte.
–¿Entonces? –inquirió Anthony
–Estamos atrapados aquí –contestó Terry de mala gana -, ¿no es
así?
–Sí, podría decirse que estamos atrapados –dijo Isa.
–¡Genial! –espetó con sorna Neal.
–Esto es horrible –dijo Stear –en verdad deseaba subirme a ese
avión e ir a casa…
–No dirás la casa “segura” a la que vamos a llegar.
–Pues a donde sea, cualquier cosa es mejor que estar aquí, –dijo
Neal.
–Bueno ve sacando tus estúpidos juegos de mesa –le pidió Terry a
Stear.
–¿Este? –Stear se veía un poco contrariado
–¿Qué pasa? –preguntó Archie –¿los perdiste?
–No, no es eso, simplemente que están en mi maleta
–¿Y? –inquirió Neal.
–Las maletas ya están en el avión –apuntó Anthony.
–O sea que ni podremos jugar –Archie se veía un tanto triste.
–Bueno ¿Quién los entiende? ¿No que mis juegos eran estúpido?
–Sí lo son Stear –señaló Terry –pero era mejor que no hacer
nada.
–¿Nadie trajo algún libro? –preguntó Anthony.
–Podemos ensayar para la presentación de los grammy’s –dijo Lau
–Prefiero no hacer nada –Terry se arrellanó en su asiento.
–Sí, yo estoy harto de tantos ensayos –lo apoyó Anthony.
–Nunca creí vivir lo suficiente para ver esto –apuntó Stear muy
sorpendido.
–¿De qué? ¿de no querer ensayar? Eso no es nuevo –dijo Neal.
–No, no eso, sino que Anthony y Terry estuvieran de acuerdo en
algo…
–Deberían ponerse de acuerdo en alguna otra cosa que no fuera la
holgazanería –observó Ale.
Pasaron varias horas, habían mandado a Orly a comprar algunas
revistas o libros, su búsqueda había sido poco fructífera, pero
al menos había encontrado algunas revistas que no estuvieran en
francés. Terry había sacado su ipod y estaba escuchando música.
Stear se leyó las revistas y las había pasado a los demás.
Anthony estaba tratando de acomodarse en uno de los amplios
sillones para poder dormir. Ale, Lau e Isa habían realizado
muchas llamadas y estaban ahora conversando en voz baja.
La espera fue larga y estuvieron en esa situación por más de 24
horas, hasta que su vuelo pudo salir. Para Anthony ese tiempo
que habían pasado juntos era algo importante, y más porque
habían sobrevivido más de un día sin querer golpearse los unos a
los otros, tal vez Stear se había burlado de él por estar de
acuerdo con Terry, pero en cierta medida, le parecía mucho más
agradable de lo que pensaba en un inicio, y ahora solo estaba a
unas horas de regresar a casa.
Cuando llegaron a Chicago, una gran multitud de fans los
esperaban en el aeropuerto pero al mismo tiempo un grupo de
guardaespaldas acompañados por la policía habían logrado
ponerlos a salvo en una camioneta blindada que los llevaría a su
nuevo hogar.
Una vez que llegaron allí vieron una enorme mansión que tenía
bardas electrificadas y guardias en la entrada. Realmente
aquello a Anthony le parecía más bien una barraca que un hogar.
Una vez que llegaron a la entrada un asistente del sr. Signazor
estaba allí para explicarles el procedimiento de entrada.
–Tienen primero que registrar aquí su huella digital –les dijo
el joven mientras les pasaba una placa electrónica para que
pusieran sus dedos. – Y ahora sonrían.
A todos les sacó una foto y cargó toda la información en una
computadora portátil.
–Bien ya tienen sus accesos y estos –les pasó unos gaffettes
–son para la entrada de la acera.
–Y Darth Vader ¿dónde está? –preguntó Terry.
Los demás rieron.
–La seguridad no es cuestión de risa –dijo el asistente –no
querrán que lo que sucedió en Londres se repita ¿verdad?
–Ashhh ya ni una broma aguantan –mencionó Archie.
–Siguiendo las indicaciones del Sr. Signazor no podrán tener
visitas que no estén autorizadas y no podrán salir a menos que
den aviso de antemano para preparar el equipo de protección. Y
esta indicación es esperada que sea seguida al pie de la letra,
no queremos tener problemas si alguno de ustedes quebranta las
reglas.
Los muchachos se miraron unos a los otros, esas reglas no les
agradaban en absoluto. Pero el asistente seguía su perorata
sobre las reglas de seguridad a seguir mientras estuvieran
viviendo en la casa segura.
Media hora después habían podido entrar dentro y ver las
instalaciones. El asistente les había dejado el reglamento de la
casa sobre la mesa. Terry lo había tomado en cuanto el tipo se
había despedido y dejado la casa.
–¿Dijo que era un reglamento? Esto parece una Biblia
–Bueno yo voy a escoger mi cuarto –dijo Neal.
En cuanto dijo eso los otros cuatro muchachos corrieron por toda
la casa buscando las habitaciones, Isa, Ale y Lau los miraron
con resignación, podrían ser los ídolos del momento pero aun así
se seguían comportando como niños.
–No es justo Archie tomó la habitación que yo quería –se quejaba
Neal.
–Todas son iguales –mencionó Anthony
–Cómo digas –refutó Neal de mala gana.
–Bueno chicos –dijo Isa –los dejo aquí, tengo asuntos que
atender.
–Les sugiero que repasen el número que vamos a presentar en los
Grammys –comentó Lau
–Si chicos falta menos de una semana para el evento así que será
bueno que ensayen.
Salieron las tres muchachas y se quedaron solos los integrantes
del SYB.
–Bueno, como quiera que sea esto es nuestra casa ¿no? –dijo
Terry
–Sí, eso creo – mencionó Anthony.
–Entonces para inaugurar nuestro “hogar, dulce hogar” un
cigarro.
–¿Ahora si me vas a dar? – le preguntó Neal.
–Bueno, pues sólo porque es la inauguración –Terry le pasó un
cigarro –¿alguien más quiere otro?
–Claro que no – respondió Archie – el humo de cigarro huele muy
mal y a mí me gusta oler bien.
–¿Y luego porque te dicen gay? –inquirió Terry con un dejo de
sarcasmo
–Sigues de gracioso ¿verdad?
Terry prendió su cigarro y Neal hizo otro tanto.
–Esperen no deberían prender eso –mencionó Stear.
–¿Por qué? ¿tampoco te gusta oler mal? –quiso saber Neal.
–No, ¿es que no leyeron esto?
–¿Qué, esa Biblia? –dijo Terry con sorna.
–Aquí dice que no podemos prender cigarros
–Sí, bueno es mi casa y yo digo que sí se puede –refutó Terry.
–No creo que un cigarro le haga mal a nadie –comentó Anthony.
Sin embargo al comenzar a dar bocanadas el humo llegó al techo,
una alarma comenzó a sonar y las ventanas se cerraron con unas
placas de metal.
–Oh no –exclamó Stear
–¿Qué fue eso? –preguntó Archie.
En ese momento los aspersores se activaron mojándolos.
–Ayy –exclamó Archie –mi ropa es de seda.
–Les dije que no fumaran –mencionó Stear.
–Esto es inaudito –dijo Anthony –la puerta está cerrada y no
abre…
–Lee ese estúpido libro de reglas y ve como apagar esto – le
ordenó Terry a Stear.
Stear tomó el libro y comenzó a hojearlo, Archie se había metido
debajo de la mesa porque el agua no dejaba de caer.
–Genial –mencionó con sarcasmo Neal –el único cigarro que pude
sacarle al mezquino de Terry y se echó a perder por el agua
–A ver si te vuelvo a dar otra cosa –Terry lucía molesto, el
agua le había aplastado el cabello y sus ojos resaltaban más.
–¿Todavía nada? –gritó Archie desde debajo de la mesa –mira que
todo se está empezando a inundar.
–Yo les dije que no fumaran –Stear seguía buscando –a ver cuándo
hacen caso de lo que les digo.
–Si es pasión que se te borré –dijo Terry riendo al mismo tiempo
que sacudía su cabeza para quitar el exceso de agua.
–Ya está –exclamó emocionado Stear –vayan al panel de control
que está ubicado al lado de la puerta de entrada, para abrirlo
hay que colocar la huella digital en la placa de lectura.
Anthony corrió hasta la puerta y busco la placa para poner su
dedo, la encontró y pudo abrir el panel.
–Allí en el teclado anota la clave 55208 y después en el botón
verde
–Ya.
Un minuto después el agua paró de caer y las puertas de metal
que cubrían las ventanas volvieron a abrirse.
–Ahh qué bien –Archie salió de debajo de la mesa –esto es un
asco.
–Más que nuestra casa parece una versión chafa salida de los
supersónicos –dijo Neal enojado.
–No, no es una casa –señaló Anthony –es una prisión… y para
colmo de males, es algo horrible, ¿cómo es posible que la casa
se cierre cuando hay humo? ¿No debería ser al revés?
–Ahora que lo mencionas tienes razón –dijo Stear –si se cierran
las salidas entonces ¿cómo vamos a salir?
–Esto es ridículo –Terry había ido por una toalla –no voy a
poder fumar a gusto, si esto fuera mi casa sí podría hacerlo…
–No los quiero espantar –agregó Archie –pero los aspersores se
dispararon también en las habitaciones.
–Ese sr. Signazor bien que sabía lo que hacía. – dijo Anthony
enojado –esta casa es una prisión con sus reglas.
–Tienes razón aquí en el manual –apuntó Stear –aparece que hay
un estudio de grabación y un salón de baile, creo que nos quiere
mantener aquí encerrados para que hagamos lo que él quiere.
–En serio mañana hablaremos con Isa, sólo espero que estos tres
meses pasen rápido para poder irnos de aquí.
Los muchachos se miraron, parecía que cada mañana durante los
próximos tres meses serían cautivos de su propio hogar sentían
que la peor parte de estar en un grupo apenas comenzaba.
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