Por Valky Ale
Pista 1. Because I’m stupid *** Porque soy un estúpido
Los pasillos del estudio siempre eran ruidosos, los tramoyeros
pasaban de un lado para otro cargando material que serviría para
construir escenarios. Directores y productores con caras de
pocos amigos siempre iban seguidos de un séquito de asistentes,
camarógrafos y managers. Y como todos los días era de lo más
natural encontrarse con actores reconocidos paseando por allí
como si fuera su casa. Terry Grandchester era uno de ellos, de
los actores más populares y por lo tanto de los que más trabajo
tenía. Iba por el pasillo leyendo un libreto. Tenía bastante
práctica con ello al grado que podía hacerlo al mismo tiempo que
caminaba sin tropezar ni chocar contra nadie. Parecía que tenía
algún tipo de radar con él que le hacía detenerse cuando alguien
pasaba delante de él, o de levantar los pies cuando había alguna
cosa en el piso o cuando tenía que subir o bajar algún escalón.
–¿Por qué la cara larga? –le preguntó un chico de lentes que
estaba sentado en una de las salas de espera que había a lo
largo de los pasillos–, ¿no es bueno el libreto?
–¡Hola Stear! – saludó sin interrumpir su lectura.
Se sentó en un sillón que estaba frente al chico de gafas,
durante cinco minutos más estuvo leyendo y después puso el
libreto sobre una de las mesillas que ostentaba una moderna
lámpara.
–Estoy fuera también – dijo él un poco desanimado.
–¡Tienes que estar bromeando! – exclamó Stear muy sorprendido–.
¿También a ti?
–Sí, dicen que podría regresar para otro episodio, pero – dijo
imitando a la perfección a la directora de casting – en realidad
mi trabajo ha concluido.
–Si te lo hicieron a ti, entonces – comentó el muchacho de
lentes – ¿quién se va a quedar?
–Aún un misterio – mencionó Terry con desgano.
–¡Vaya! – el muchacho se quitó los anteojos y los limpió con un
paño antes de volver a colocárselos–. Me encuentro francamente
sorprendido.
–¿Qué pasa? – preguntó un chico de cabellos castaños que se
sentó en la sala– ¿de qué hablan?
–Que le dieron cuello a Terry.
–Te lo dije, ¡Paga! – dijo el muchacho estirando la mano hacía
el chico de gafas.
–¿Apostaron sobre esto? – inquirió Terry con un dejo de
indignación.
–Sí, salí ganando…– dijo el chico castaño.
–Todavía no– señaló Stear–, recuerda que aún queda Neal.
–Neal jamás será elegido, créeme.
–No puedes decir eso, yo decía que jamás echarían a Terry y ve
ya pasó.
–Sí, sigan hablando de mí – Terry masculló– total estoy sordo.
–¿Enojado? – preguntó el chico castaño con sorna.
–¡Ya Archie! –le interrumpió Stear– no lo hagas enojar más.
–Creo que lo que no puede soportar es que yo siga y él no.
–¿Cómo si te fuera a escoger a ti? – dijo con malicia Terry–. Sí
no lo fui yo menos tú.
Un chico de cabello rubio y ojos azules que llevaba un libreto
también las manos se acercó al grupo de muchachos, se sentó
junto a Archie con la cara muy sonriente.
–Hola ¿cómo están? ¿De qué hablan?
–¡Hola Anthony! Estamos hablando del que será escogido. –Le
informó Stear.
–¡Oh! Bueno – Anthony se encogió de hombros –ustedes saben mi
teoría.
–¿Y a quién le importa la teoría del fracasado número uno? –
espetó Terry.
–¿A quién llamas fracasado?
–A ti, actorcillo de segunda que sacaron de la historia a la
primera de cambio.
–He seguido apareciendo –refutó sin molestarse.
–Sí “aparición especial” –dijo Terry haciendo el ademán de
comillas con los dedos –eso es de fracasados.
–No le hagas caso Anthony –comentó Stear –está enojado porque lo
acaban de eliminar.
–Ya me di cuenta de eso –mencionó el chico rubio –al menos que a
mi cortaran pronto no me agrió el carácter.
–¿Vas a grabar una escena? –le interrumpió Archie.
–Sí, parece ser que apareceré justo después de que eliminen a
Terry. –dijo esas últimas palabras con más énfasis y miró de
reojo al muchacho de cabello largo que fingía que no lo
escuchaba –Claro que estas “apariciones especiales” para él no
tienen sentido así que mejor no les platico de esto.
Los cuatro muchachos se miraron unos minutos y después se
quedaron callados, Terry regresó a su libreto. Anthony tomó el
suyo mientras tanto Stear y Archie platicaban en voz muy baja,
una joven que vestía unos jeans y una blusa floreada pasó por el
pasillo y al ver a los muchachos se detuvo.
–Anthony ¿cómo estás? – preguntó con una sonrisa en el rostro –
pensé que nuestra cita era hasta mañana.
–Sí, así es – respondió el muchacho devolviéndole la sonrisa.
–Por un momento pensé que me había vuelto a equivocar.
–No, estoy aquí porque voy a grabar.
–Me parece muy bien, mientras más cumplas tus compromisos me
convienes más –la muchacha soltó una risita y se acomodó el
cabello bajo una vistosa boina que llevaba puesta–. Entonces nos
vemos mañana.
La joven reanudó su camino, mientras que Stear y Archie miraban
de forma traviesa a Anthony.
–¿A ver, a ver? –dijo Archie –¿Qué fue todo eso?
–Nada –mencionó Anthony.
–A mí no me sonó a nada ¿y a ti Stear?
–En definitiva. Eso me sonó a Algo –dijo sonriendo al tiempo que
levantaba las cejas.
–En serio, no es lo que piensan. –se defendió el chico rubio
–como siempre ustedes sólo viendo moros con tranchetes.
–No te vas a librar tan fácil de esta, nos vas a decir quién es
y porque te citaste con ella.
–Si les digo me van a dejar en paz para que pueda estudiar mi
parlamento.
–Como si fueras a decir muchas palabras, es sólo una línea –
masculló Terry quien aún continuaba fingiendo que no se daba
cuenta de nada, pero que estaba más atento que el mismo Archie a
cuanto sucedía alrededor.
Anthony al escuchar a Terry levantó una ceja e hizo un mohín de
disgusto. Giró su cabeza hacía Archie.
–Ella es Isa, es manager de artistas, y desde hace un mes es mi
manager. La cita que tengo mañana es de trabajo, nada romántico.
–¿Manager? –exclamó Terry –¿Tú tienes manager?
–Sí, ¿por qué? ¿Esto también te molesta? –inquirió Anthony con
un dejó de desprecio.
–¿Sólo preguntaba? –Terry volvió sus ojos hacía su libreto y ya
no intervino más.
–No sabía que tenías manager –señaló Archie –¿y para qué es la
cita de mañana? ¿Te va a ofrecer algún otro papel o una
película?
–Bueno la verdad es que me está proponiendo un proyecto
diferente y no estoy seguro de aceptarlo.
–¿De qué se trata? –quiso saber Stear.
–Ella quiere formar una banda, o mejor dicho un grupo
coreográfico de chicos, y quiere que yo sea el líder de ese
grupo.
–Pues suena bien ¿Por qué dudas? –preguntó Archie –yo estaría
encantado con un proyecto así.
–No sé si lo mío sea cantar ¿saben? Sólo he actuado hasta el
momento, tal vez eso de la cantada no sé me dé bien, y realmente
preferiría no hacerlo, porque igual sería cool eso de entrarle
pero no me gustaría ser al rato el hazmerreír de todo el mundo.
–Yo te he escuchado cantar y no lo haces mal –le aseguró Stear –
digo no eres Pavarotti, pero no creo que eso sea lo que estén
buscando.
El chico rubio río ante el comentario de su primo, bajó la
cabeza un poco apenado y ocultó su cara en el guion. Archie por
su lado en su cara acababa de dibujar una sonrisa un poco
torcida.
–¿Sabes? –dijo después de unos minutos –se me acaba de ocurrir
una gran idea.
–Si tu idea es enfundarme en otro de tus trajes couture o como
les llames –observó Stear con los ojos muy abiertos –, estás
loco ¡Loco! ¿Entendiste?
–Pero si te veías muy bien –señaló Archie con cara de inocencia
–y además no, no es eso lo que estaba pensando, mi idea tiene
que ver con la Manager de Anthony.
Anthony alzó la mirada sobre el guion y miró a su primo unos
segundos, antes de soltar el libreto y comenzar a mover
vigorosamente la cabeza a forma de negación.
–No, no, no, y no –siguió negando –mil veces no.
–Es una buena idea, además yo…
–Stear, ¡por favor! Hazlo entrar en razón –suplicó Anthony.
El chico de gafas miró a su hermano y enseguida comprendió sus
negras intenciones.
–Se te zafó un tornillo –aseveró Stear –no, estás más loco de lo
que imaginaba. Me niego rotundamente, ni en mis peores
pesadillas habría pensado algo semejante.
–Mira ni siquiera es seguro, ¿es que tienen que ponerse tan
payasos antes de ni siquiera intentarlo?
Terry miraba en silencio a los tres muchachos, a pesar de haber
estado trabajando con ellos desde hacía mucho tiempo seguía sin
entender esa manera que tenían de comunicarse con un gesto o una
palabra, era como si hablaran un idioma diferente al del resto.
Hubiera querido decir que no le importaba, pero a veces le
habría gustado poder entenderles y formar realmente parte de su
círculo.
–Es que ya te conocemos –comentó Anthony –cada vez que tienes
una idea haces hasta lo imposible para realizarla, y sabemos que
generalmente tus ideas nos suelen traer muchos problemas.
–Pero esta vez no va a ser así. Se los juro.
–Si me dieran un dólar por cada vez que has dicho eso –mencionó
Stear quien se acomodaba los lentes que se le habían caído de un
lado.
–Además ¿Qué prefieres? ¿Estar con un montón de desconocidos en
vez de estar con tus queridos y súper simpáticos primos?
–Ni siquiera he dicho que fuera a aceptar la propuesta de Isa –
exclamó exasperado Anthony.
–Pero ahora sí ¿verdad?
–Pero no sabes cantar –dijo Anthony
–Pero sé bailar y mira que movimientos –dijo Archie al tiempo
que daba una voltereta al estilo break dance.
–Espera, pero yo no sé nada de nada, y ya te dije que no esperes
que haga de chimpancé intentando copiar tus pasos de baile. Así
que no. Allí te las arreglas solo.
–¡Oye! –refutó su hermano –pero si yo siempre pruebo todos tus
inventos, me la debes.
Stear hizo una mueca de desagrado y después suspiró con
resignación.
–¡OK! Le entró, pero no prometo ser bueno ni nada por el estilo.
Así que si apesto pues ni modo se van a tener que aguantar.
Terry abrió la boca con un ligero toque de emoción acababa de
entender de qué hablaban, no obstante se percató a tiempo por lo
que pudo conservar la dignidad. Dejó a un lado el libreto y se
aproximó a ellos.
–¿Van a entrar todos a una boyband? –preguntó con cierta
intriga.
–Pues es una idea –respondió Archie –no sabemos si la Manager de
Anthony nos vaya a aceptar.
–Este, –dijo Terry con un poco de inseguridad que había
disfrazado con un toque de indiferencia –no que sea muy
importante, pero ¿no les apetecería un cuarto miembro?
–¿Crees que podamos estar trabajando juntos sin terminar a los
golpes? –inquirió Anthony.
–No soy tan violento
Anthony alzó una ceja con escepticismo.
–Bueno, no si no me provocan –agregó Terry –además no es por
presumir pero tengo una muy buena voz.
–Sólo aclárame esto ¿para qué un famoso actor como tú quisiera
estar en una boyband?
–Quiero ser más versátil, ¿sabes lo alto que me podría cotizar
si soy actor y cantante?
–Es un buen punto –añadió Stear –a diferencia de Archie que solo
lo quiere hacer por las chicas.
–¡Ey! Aunque bueno es cierto –el chico de cabello castaño sonrió
con cierta malicia –y pues pensándolo bien creo que a todos nos
haría bien pensar en otras chicas.
–¿Qué quieres decir? –preguntó Anthony.
–Vamos niéguenlo si pueden, pero toda esta situación de saber
con quién se quedará Candy, va más allá de la actuación ¿verdad?
– Archie miró a todos –yo no lo niego, pero pues la verdad si la
teoría de Anthony es cierta y seamos honestos, es quien más se
acerca a la realidad todos nosotros nos vamos a quedar chiflando
en la loma… y nada nos vendría mejor que tener a alguna otra
chica a nuestro lado cuando ella nos de calabazas.
Los cuatro muchachos se miraron unos a otros. Lo que decía
Archie era una realidad, no solo era parte de la historia que
grababan en el estudio, en algún momento todos habían caído bajo
el influjo de Candy, no por nada era la protagonista y una de
las mejores actrices que había en el medio.
El acuerdo había sido tácito entre los chicos y al día siguiente
estaban todos en la oficina de Isa, ella había escuchado a todos
hablar sobre que ya tenían cierta fama y que no encontraría a
nadie mejor que ellos para formar el grupo que quería lanzar.
–¡Esta bien! –dijo Isa después de media hora de haberlos oído
hablar a todos –me parece buena idea, pero van a tener que tomar
clases de canto y baile. He escuchado cantar a Anthony y es por
eso que le propuse lo del grupo, y tomaré la palabra de él en
que todos van a hacer su mejor esfuerzo. Pero al final yo solo
soy la manager, en un mes presentaré la propuesta a la disquera
y ellos decidirán si el grupo procede o no.
–Me parece razonable –agregó Stear –entendemos a la perfección.
–Además tendrán que firmar un contrato –Isa sacó de su archivero
unas hojas –éste es el contrato general que tenemos, si esto
resulta en un mes les haremos firmar un contrato nuevo más
especificado.
Los muchachos tomaron cada uno un contrato y comenzaron a leerlo
a excepción de Archie que sin leerlo lo firmó. Después de unos
minutos de lectura uno a uno lo firmaron. Anthony fue el último
en hacerlo. El día anterior le había dicho a Archie que estaba
bien lo de conseguir otras chicas, pero en realidad al tomar el
bolígrafo para firmar su contrato en la única chica que pudo
pensar fue en Candy. Tal vez era un estúpido estar pensando en
alguien que posiblemente nunca pensaba en él. En una muchacha
que tenía a alguien más a su lado. Pero internamente se imaginó
que cuando fuera un famoso cantante ella lo notaría y tendrían
una oportunidad para estar juntos. Colocó la punta del bolígrafo
contra el papel y firmó.
–Muy bien –Isa sonrió –, ahora solo tenemos un problema.
–¿Un problema? –preguntó Archie –¿sobre qué?
–Necesitamos un quinto integrante –señaló la joven –, la
propuesta es para un grupo de 5 chicos.
Todos se miraron a las caras.
–Yo sé de alguien –dijo de repente Archie.
–¿Quién? –quiso saber Terry, quien la idea de que otra persona
más se integrará al grupo no le parecía. Apenas podía aguantar a
Anthony y a Archie juntos.
–Hablo de Neal.
–¿Neal? –exclamaron Stear y Anthony al unísono –no lo creo.
–¿Neal? –inquirió Isa–¿hablas de su primo o pariente? ¿De ese
chico que también actúa con ustedes en CC?
–Sí –respondió Anthony.
–Me parece una buena idea, creo que tiene un perfil interesante
yo me encargaré de reclutarlo, bueno chicos, por el momento es
todo, les mandaré su itinerario para que comiencen su
preparación para su debut.
Los chicos salieron de la oficina de Isa y se veían algo
apesadumbrados.
–¿Neal? ¿En serio? –espetó Anthony –¿no se te podía ocurrir
ninguno otra mejor idea?
–Necesitamos a otro y a este aunque nos caiga mal ya sabemos
cómo sobrellevarlo.
–Habla por ti ¿quieres? –dijo enojado Terry –. Que ese tipo no
lo trago.
–¿Qué raro? –Anthony exclamó con un dejo de sarcasmo.
–Pues ya ni hablar, a ver qué pasa, no nos queda más que
esperar.
Los cuatro caminaron por los pasillos de aquel estudio, pensando
que acababan de echar la moneda al aire, y que estaban
comenzando un camino desconocido para ellos.
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