Por Perla Gutiérrez
Hoy visité a Candy, como enviada
especial del Valhalla, para saber sus opiniones acerca de esta
guerra florida.
La encontré muy pensativa,
alegre, pero pensativa. Me hizo saber que en estos días, siempre
se pone nostálgica, cuando se acerca el mes de Mayo, mes en el
cuál Anthony le regaló la Dulce Candy.
Con una expresión melancólica,
comenzó a hablar de sus sentimientos más profundos. Y me confió
que, el amor de su vida, realmente siempre había sido Anthony.
Para quienes no lo crean, aquí
les explico sus argumentos:
Cuando conocí a Anthony, yo creí
que había encontrado a mi príncipe. Me dijo las mismas palabras
–eres más linda cuando ríes que cuando lloras-. Sin embargo, de
“mi príncipe” no sabía ni su nombre, era un chico bello, a quien
yo no había visto nunca, que llegó en un momento que yo me sentía
sola, y en el mismo instante se fue. Si me gustó, no lo niego,
pero no me dió tiempo de enamorarme de él. Anthony, en cambio, fue
reavivar la ilusión y más que eso, fue conocerlo como persona,
amarlo y ser correspondida. Fue saber que podía confiar en él y
nunca me dejaría sola, que haría cualquier cosa por mí para verme
feliz, que lucharía hasta conmigo misma, para evitar que alguien
me dañara.
Pero la perfección no dura, y
Anthony murió. Pero entonces entendí sus palabras “su recuerdo
vive en el corazón de los que lo aman” y yo lo amé antes de
conocerlo, porque al conocer al príncipe, no imaginaba que así de
bella sería mi vida junto a Anthony, lo amé estando con él,
alegraba cada minuto de mi vida, y siempre dejó claro que me amaba
más que a nadie, lo amo hoy, porque es la mejor persona que he
conocido, y lo amaré siempre, porque aunque pueda amar a alguien
más, no es por cambiar a Anthony, sino porque mi vida debe seguir,
pero no he tenido un solo motivo para sacarlo de mi corazón.
Si dije en algún momento, cuando
Anthony se fue, que deseaba encontrar al príncipe, porque pensé
que era lo más cercano a estar cerca de Anthony, no para
sustituirlo, o amarlo en su lugar, solamente para tenerlo cerca y
no permitirme olvidar nunca este gran amor.
Sobre Terry, pues si, no puedo
negar que fue muy importante en mi vida. Una persona diferente, me
tenía intrigada, me sacaba de mis casillas. Pero la primer vez que
le ví, lo que me hizo ponerle atención, fue su parecido físico con
Anthony, por lo menos con la bruma, así me pareció. Él llegó a mi
vida en un momento en que ambos estábamos completamente solos
rodeados de gente, y creo que fue eso lo que nos hizo percatarnos
de la presencia del otro, además, como dicen a esa edad siempre es
amor verdadero, y yo necesitaba, aunque no lo dijera, no estar
sola. Al final, él se decidió por hacer lo correcto, y yo me
alegré que así fuera.
Saber que Albert era quien me
había adoptado, me hizo entender muchas cosas, y sentirme aún más
protegida por él, pero enterarme de que él mismo era mi mismo
príncipe de la colina, más que hacerme amarlo, me hizo estar
tranquila por resolver ese misterio, por saber que estar junto a
él siempre me dejaría estar con esa parte de Anthony que tanto
amo.
Sobre Archie y Stear, si, tal
vez pude llegar a amarles, pero era demasiado doloroso para mí
pensarlo, además, ellos desde el principio dejaron sus
sentimientos de lado por Anthony, y después se dieron cuenta que
además de mi felicidad me interesaba la de mis amigas. En ambos
casos me parece una posibilidad interesante que por ahora prefiero
no explorar.
¿Y Neal? Me cuesta todavía saber
que alguien cambie de esa forma, sin embargo, si creo que todos
merecemos una segunda oportunidad, y que lo admita no es que esté
pensando en dársela, por lo menos no por ahora.
No digo yo que no quiera
compartir mi vida con alguien más, pero ese alguien tendrá que
aceptar que nunca podrá sustituir a Anthony. No creo que el
verdadero amor se repita, creo que puede parecerse, pero no
repetirse.
Con esto doy por terminada mi
entrevista, después de agradecerle a Candy sus comentarios. Me
despido por el momento de ustedes, y pronto estaré con más
información desde el Valhalla.
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