LA VALKYRIA Y EL OSO
Por Valky Ady
Capítulo Ocho
Valkiria Perla se ha quedado
sola, toda ella tiembla, esta temerosa. Pero su corazón enamorado,
le indica que tiene que ser fuerte, que tiene que seguir adelante,
que no tire por la borda el sacrificio de sus hermanas. Respira
profundo, cierra sus ojos, medita y se dispone a partir.
El amor que existe entre ella y
Anthony, es fuerte, y este le guía, le indica el camino a seguir.
La guerrera de detiene ante la puerta, la cual resguarda al
hermoso humano. La Valkiria con la llave de Syn, abre la
misteriosa habitación.
Con alegría en su mirar, corre
al lado de su amado esposo, el cual yace en el lecho lleno de
rosas negras e inmediatamente la guerrera le hace beber la pócima
mágica.
Se escuchan cristales caer, es
Ady quien llena de coraje ha roto el espejo, que era su única
visión al mundo exterior.
-Valkiria Perla, en verdad me
has sorprendido, todavía no puedo creer como una débil Valkiria
como tú, ha podido llegar hasta mis dominios –dijo burlonamente
Ady.
Acercándose a la traidora, Perla
le dijo.
-Querida hermana, ¿qué monstruo
ha envenenado tu alma? Tu cuerpo esta frente a mi, pero el
espíritu valiente de mi hermana esta ausente, ¿quién eres demonio
que te ocultas en el cuerpo de mi hermana? –cuestiono Perla.
-Mi querida pequeña hermana, no
digas tonterías, el amor te hace desvariar, ningún monstruo habita
mi cuerpo, solo quiero recuperar lo que me pertenece y tú osaste
robarme –contesto Ady.
-Estas equivocada, yo no te robe
nada, mientes, él vino a mi porque me ama, él se casó conmigo por
amor, solo por amor –dijo Perla.
Ady se acercó lentamente a su
hermana y su mirada se torno dulce, tierna, y le dijo a Perla.
-Hermana ¡ayudadme!, por favor
¡ayudadme!, ya no puedo más con esta tristeza, ya no puedo,
¡ayudadme! –dijo Ady y abrazó a su hermana.
-Ady, ¿qué pena atormenta a tu
corazón? –preguntó Perla.
De pronto un remolino envolvió a
amabas hermanas, llevándolas lejos del palacio donde se
encontraban. Ahora estaban en un campo de batalla.
-Perla, ahora pelearemos la
batalla decisiva, la que gane se queda con Anthony y la perdedora
más le vale morir, por que de todas maneras será alimento de
bestias –dijo Ady.
-Hermana yo no quiero pelear,
hace un instante me pedías ayuda… ahora qué pasa, quiero ayudarte
–dijo Perla.
-Demasiado tarde, tú y yo
estamos destinadas a pelear, pues que así sea –dijo Ady.
Un enorme lobo hizo su aparición
se trataba de Fenrir, el lobo gigante, hijo de Loki. Con ayuda de
este animal, Ady enfrentó a su hermana. Perla nada podía hacer en
contra de ambos, comió el último pedazo de manzana, el cual la
hizo mantenerse en pie por unos instantes.
Valkiria Perla, ya no podía
resistir los ataques de Fenrir, la guerrera estaba por rendirse.
Ady descendió del animal y le ordenó que se retirara.
-Lo ves, nada puedes hacer en mi
contra, he ganado el combate, Anthony es mi trofeo. Y para que no
vagues con la derrota por compañía, te haré el gran favor de
hacerte desaparecer de esta tierra –dijo Ady.
De su espalda, saco la poderosa
espada de Odín y empuñándola con ambas manos, la elevó al cielo,
se acercó a su hermana y con gran fuerza se dispone a asestarle el
golpe final a Perla.
La espada detiene su camino,
Anthony ha protegido a Perla.
-Pero Anthony, tú… aquí… pero…
¿cómo? –dijo Ady asombrada.
-Gracias a Valkiria Perla, me he
librado de tu hechizo, ahora ríndete, todo esta perdido para ti
–dijo Anthony.
-No me rendiré… es que no lo
entiendes Anthony, me perteneces eres mío –dijo Ady.
-Te equivocas Ady, mi corazón,
mi alma, todo mi ser le pertenecen a mi amada esposa -dijo
Anthony.
Ady agacho su cabeza, una
profunda ira se esta desarrollando en el corazón de la guerrera y
apretando fuerte la espada, se dispone a hundirla en el cuerpo de
Anthony, pero la espada que poseía Perla, detuvo el curso de la
espada de Odín, hiriendo a Ady en el brazo, la espada de sale
volando por los aires.
Ady cae de rodillas, derrotada,
pues en su alma ya estaba librando una pelea en contra de sus
demonios, encontra de si misma.
Perla acudió en su auxilio.
-Ady, ¿te encuentras bien?
–preguntó Perla.
La valkiria no contestó. Una
brisa traidora se hizo presente y de la nada apareció la magnifica
espada de Odín en el corazón de Ady. Romina, dio el golpe mortal a
la guerrera y se hizo presente.
-Tontas Valkirias, ¿por qué no
terminaron con esta pelea?, ¿por qué no terminaron con sus vidas?,
son tan ilusas. El único consuelo que sacia mi sed de venganza es
saber que las demás han muerto –concluyendo sus palabras
desapareció, riendo a carcajadas.
En todo este tiempo Valkiria
Romina, dominaba a Valkiria Ady. Cuando Ady fue a Niflhein, el
único propósito que la llevo ahí, era vencer a Loki, para que su
padre el Dios Odín, estuviera aún más orgulloso de ella. En el
camino encontró un río maravilloso, del cual quiso beber sus aguas
y así lo hizo, pero nunca imaginó que estuviera encantado por
Valkiria Romina. Y Ady, al estar frente a Loki, sin saber como,
hizo el pacto con el malévolo Dios.
Ahora ya todo estaba claro, la
única culpable era Romina, que en su afán de regresar a Wingolf
hizo que las hermanas lucharán entre si.
Perla lloraba amargamente, pues
la vida de Ady se consumía. Dentro de tanto dolor, había buenas
noticias. Las demás Valkirias llegaron a reunirse con Perla.
Freyja las había salvado.
-Debemos darnos prisa, tenemos
que llevar a Ady al Valhalla lo más pronto posible o de lo
contrario perecerá, y ni las más maravillosa pócima le devolverá
la vida –dijo Alma.
Anthony, tomó entre sus brazos a
Ady, ella al sentir el calor del hombre amado, se acurrucó entre
sus brazos, pues sabía que era la primera y la ultima vez que
sentiría ese bello sentimiento.
Al llegar al Valhalla,
depositaron a Ady en un lugar hermoso, era demasiado tarde
Valkiria Ady había muerto. Las hermanas y Anthony, se encaminaron
a Wingolf con tristeza en su alma y lagrimas en sus rostros.
El tiempo pasó, las Valkirias se
hallaban contentas en Wingolf, pues a pesar de la muerte de su
hermana, lo que las llenaba de júbilo es que nunca fue una
traidora.
Y en un hermoso castillo de
Midgard, una bella pareja, se hace promesas de amor, de un amor
eterno, que perdurará por siglos en estas tierras místicas.
Fin
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