Capítulo 2
Dos días han
pasado y el actor Terruce Granchester ha sido dado de alta. En el
pasillo se encuentra con Candy.
-Terry, me da
gusto ver que estas muy bien… y recuerda tienes que estar en
reposo absoluto durante cinco días… no quisiera que regresaras por
una recaída – dijo la enfermera con un gran entusiasmo.
-A mi no me
da tanta alegría… es más me voy muy molesto por el mal servicio de
este hospital.
-¿Un mal
servicio?... bueno… Terry… yo…
-Me encanta
ver tu rostro ruborizado… es solo una broma… pero me hubiera
gustado que volvieras por mi habitación… por cierto, ¿cuándo es tu
día libre?
-Mañana.
-Entonces
esta noche no estarás de guardia.
-No.
-Conoces el
bar el Mesón de San Diego.
-No lo
conozco, pero se donde esta… oye… haces muchas preguntas no te
parece.
-Candy… esta
noche a las nueve te espero en ese bar… se puntual…
-Pero Terry…
necesitas reposo… además… yo…
-A las nueve
señorita enfermera, no me gusta la impuntualidad, hasta entonces.
Terry se
alejaba, mientras Candy no salía de su estupefacción y una voz la
hizo reaccionar.
-Con que
tenemos una cita… y en un exclusivo bar… ni más ni menos el Mesón
de San Diego… buen comienzo amiga.
-Patty, no te
burles… no creo que sea buena idea ir.
-Pero porque
no… es un bar muy sofisticado… solo las personas bonitas acuden a
ese lugar.
-Si lo se… tu
en un principio ibas mucho por allá.
-Bueno… pero
de eso hace mucho tiempo… cuando tenía delirio de grandeza.
-Lo pensaré…
no creo que deba ir.
-Estas loca
Candy… debes ir, te lo ordeno.
-Pero no
tengo que ponerme… mi armario esta repleto de jeans.
-Tú no te
preocupes… toma… pasa por esta tienda y te van a tender como una
reina.
-Pero Patty…
no quiero abusar de ti.
-Nada… lo que
sea por mi amiga.
-Y como van
las cosas con Stear.
-Vamos a la
cafetería, tengo hambre y ahí te platico.
-Bien vamos.
Al estar ahí.
-Ahora
platícame todo… no pienso dejarte ir sin que me cuentes, espero
que nadie nos interrumpa esta vez – dijo Candy.
-Bueno…
desde que Stear llegó apenas si nos hemos visto, ayer me invito a
cenar… me contó todo acerca de él... quien es su familia… en fin
todo… tú sabes que solo platicábamos de nuestros gustos por mail,
como había sido nuestro día… nunca nos dijimos nuestro apellido, a
que familia pertenecíamos… ya que nunca pensamos que esto iría en
serio… ahora se todo de él.
-Bueno… pero
que más.
-Stear tiene
un hermano se llama Archie, ellos junto con Anthony montaron un
despacho, los tres son abogados… Stear se había ido hace un año a
España a hacer una maestría, Anthony a Italia, quedando a cargo
del despacho Archie. Stear piensa que lo del próximo matrimonio
de Anthony es para olvidar a un mal amor, a una mujer que toda la
familia ha creído que no es la mujer idónea para Anthony. La
ahora famosa actriz Caroline Marlow…
-¿Marlow?…
ese apellido me suena familiar… Marlow…
-Así es Candy…
aquella mujer de apellido Marlow… que formo parte de la historia
de tu bisabuela… Caroline, es su bisnieta.
-Esto es
increíble… pareciera que el destino quiere reunir a todos los que
formaron parte de la vida de mi bisabuela… pero en diferentes
escenarios…
-Así es Candy…
así que si el destino va a ser el mismo… tú eres una pieza
fundamental en esto… enamorarte de alguno de ellos… de Terry o de
Anthony.
-Patty… por
favor… no porque en la vida de mi bisabuela esos personajes
llegaron a hacer el amor de ella… a mi me tiene que pasar lo
mismo… además recuerda que aquel Anthony murió… y aquel Terry se
tuvo que separar de mi bisabuela… esto es una locura… mejor
cambiemos de tema, esto me esta asustando.
-El destino
ya esta trazado Candy… solo nos queda esperar.
-Pues yo no
pienso cruzarme de brazos y esperar a que ese destino haga de mi
lo que quiera…
-Tranquila
Candy… no te pongas así… olvidémoslo… mejor vamos a continuar con
nuestra sagrada obligación… solo piensa que esta noche será
divina… ok.
-Si… me
divertiré esta noche… te lo prometo.
Antes de
salir del hospital Candy fue a ver a Anthony.
-Hola.
-Hola Candy.
-Sabes
mañana podrás irte a casa a seguir con los preparativos de tu
boda.
-Claro… te
voy a extrañar… hacia tiempo que no sentía esta tranquilidad… hace
mucho tiempo – dijo el rubio con una profunda melancolía.
-Yo también
te voy a extrañar… bueno tengo que irme… nos vemos luego.
-Hasta
pronto.
Candy se
dispuso a salir del hospital y se dirigió a la tienda que le
recomendará Patty. La dueña del lugar atendió a Candy como a una
reina, Patty ya había telefoneado para dar instrucciones.
Eran las
nueve y Candy por primera vez había llegado puntual a un lugar,
Terry ya la esperaba en la entrada del bar. Entraron al lugar y
los condujeron a la mesa que siempre estaba reservada para el
actor. Ahí se encontraba una botella de champagne, Terry
descorchó la botella y sirvió los tragos.
-Brindemos
por la enfermera más linda de esta ciudad. Salud.
-Salud.
-Es un bar
muy agradable – dijo Candy – ¿sueles venir mucho a este lugar?
-Si… me gusta
mucho venir cuando estoy en la ciudad… la mayor parte del tiempo
la paso en Italia. Aunque hace tiempo ese país dejo de ser de mi
agrado.
-Por que lo
dices… dejaste a un amor.
-No… yo nunca
me he enamorado… aunque creo que estoy empezando a enamorarme.
-Seguramente
ha de ser de una sensual actriz.
Terry dejo a
relucir una sonrisa seductora y contestó.
-Esos
ejemplares son solo para presumirlas como trofeos… solo les
interesa que las llenen de joyas, de pieles, autos… les gusta
tener a los hombres adinerados a sus pies… afortunadamente yo no
soy de esa clase de tontos…
-Hablas como
si conocieras muy bien el asunto… déjame adivinar… pasaste por
algo similar y no quieres confesarlo…
Terry soltó
una pequeña carcajada.
-Ya te lo
dije… no soy ningún tonto… no es que sea un experto en las
mujeres… pero no tan fácilmente me dejo seducir por sus encantos…
pero no sigamos con ese tema, no me gusta hablar de banalidades…
quiero saber todo de ti, tu rostro me es familiar… siento que te
he visto en algún lugar pero no recuerdo…
-Bien te
platicaré todo lo quieras saber.
Esa noche
Terry y Candy, pasaron la mejor de las noches. Bebiendo y
bailando. Dieron las tres de la mañana y Terry llevo a su
acompañante hasta la puerta de su departamento.
-Fue un gran
placer haberte tenido como acompañante – dijo Terry con su voz
sensual.
-Me divertí
mucho. Gracias por la bella velada.
-Sabes Candy…
en cuatro días regreso a Italia… tengo que iniciar las grabaciones
de mi película, además tengo que convencer a esa fastidiosa actriz
de ser la protagonista.
-Te refieres
a Caroline Marlow.
-Así es.
-Bueno no
creo que te sea tan difícil… por lo que se ustedes tuvieron un
romance.
-Vaya… te
sabes toda mi vida… yo no lo llamaría romance… solo fue una buena
temporada a su lado. Quiero pedirte que estos días me los
dediques solo a mí.
-Terry… me
encantaría pero… no puedo hacer a un lado mi trabajo… mis
estudios…
-Anda Candy…
compláceme…
-Esta bien…
mañana pediré un permiso en el hospital, no creo que se nieguen a
dármelo.
-Perfecto…
entonces te busco en el hospital por la tarde, te parece.
-Esta bien,
nos vemos mañana.
-Hasta mañana
mi bella enfermera – el actor se despidió besando los labios de
Candy, quien lejos de rechazarlo, fue parte de ese profundo beso.
Al siguiente
día, Anthony se alistaba para salir del hospital. En la
habitación se encontraban los padres del chico, Elisa y Stear.
-Anthony nos
da mucho gusto que regreses a casa… por que te irás con nosotros…
¿verdad? – preguntó Nicole.
-No mamá…
necesito estar solo… tengo tanto que pensar… así que iré a mi
departamento – contestó el rubio.
-Pero hijo…
-No insistas
querida… no lo vas a convencer… si el chico quiere estar solo
debemos respetar su decisión – dijo Harold.
-Esta bien…
será como digas hijo… pero no me agrada la idea de que estés solo
– contestaba la madre con un poco de rencor.
-¿Será que
nos podemos ir de este lugar? – preguntó Elisa.
-Si vamos –
dijo Anthony, quien tenía puesta su mirada en la puerta, deseaba
que ella entrara.
-¿Qué pasa
Anthony?... ¿esperas a alguien? – pregunto susurrando Stear.
-No… a nadie…
¿nos vamos?
Todos salían
cuando ella llegó.
-Candy… pensé
que ya no te vería – dijo Anthony.
-Anthony… te
ves muy bien… cuídate mucho.
-Claro que si
hasta pronto y gracias por todo.
-Hasta pronto
Anthony.
La rubia al
verlo alejarse, se quedo muy pensativa. No comprendía por qué su
corazón sentía un gran pesar, una lágrima amenazaba con salir,
pero la voz inoportuna de su amiga la hizo contenerse.
-Otro que se
te va.
-¡¡¡PATTY!!!....
pareces mi sombra, siempre apareciendo de la nada.
-Y… ¿este no
te invito a salir? – preguntó pícaramente Patty.
-Claro que
no, solo a ti se te ocurren esas ideas… es un hombre comprometido,
además su novia estaba con él.
-Pues eso no
es impedimento para que un hombre invite a salir a una mujer…
además no sería el primero ni el último que dejara a su prometida
por otra chica… además me ha contado Stear que es muy antipática…
pero lo que realmente me interesa saber como te fue anoche…
llegaste muy tarde y saliste muy temprano, además hoy es tu día
libre, ¿por qué estas aquí?
-Patty… puedo
hablar…
-Claro… estoy
esperando tu respuesta.
-Vine a pedir
una licencia… Terry partirá en unos días a Italia y quiere que le
haga compañía.
-Eso me huele
a romance… entonces tu corazoncito ya decidió… te quedas con el
actor… pero parece que no te emociona mucho…
-No se… la
verdad esto esta pasando muy rápido… ni yo misma se porque lo
hago… lo único que te puedo decir es que la compañía de Terry me
agrada… no me es indiferente.
-Tiene que
ser así… porque hace meses que no tomas vacaciones… al menos él te
hará distraerte un poco, vaya que lo necesitas.
-Ya deja de
hablar por favor… mejor acompáñame a dejar estas formas al
departamento de personal, para lo de mi licencia.
-Ok… vamos.
Candy
consiguió sin ninguna dificultad la licencia y por la tarde
llegaba Terry por ella, y de esa manera empezaba lo que podría
llegar a ser un romance. Por otro lado los padres de Anthony
salían del departamento del chico, Nicole no iba muy convencida y
menos de ver que ese departamento estaba inundado de la presencia
de aquella mujer.
Y dentro del
departamento.
-Stear… ¿qué
has sabido de Archie?
-Llega
mañana, le fue imposible viajar, el cliente no se lo permitió…
pero todo salió como esperábamos.
-Stear…
lamento que hayas adelantado tu viaje… tengo tanto que
agradecerte, ni estando lejos abandonaste los asuntos del
despacho.
-Tú tampoco
lo hiciste Anthony, además regresaste antes de tiempo… debimos
haber llegado el mismo día… es por lo que me contaste… ¿verdad?
-Stear… yo…
no quiero hablar de eso… disculpa… yo…
-Bueno que se
creen que estoy pintada – reclamaba la pelirroja – Stear déjanos
solos, tengo que hablar seriamente con mi prometido – la joven
hizo gran énfasis en las ultimas palabras.
-Nos vemos
mañana Anthony… tenemos mucho de que hablar.
-Claro Stear…
estaré esperándote, hasta mañana.
-Hasta
mañana.
Stear al
salir, inmediatamente la pelirroja empezó a tomar los retratos de
aquella mujer que se encontraban por casi todo el departamento.
-¿Qué haces
Elisa?
-No lo ves,
me deshago de la basura.
Anthony
inmediatamente arrebató los retratos de las manos de Elisa.
-No quiero
que toques mis cosas… nadie te ha dado autorización… no te creas
con algún derecho sobre ellas… ¿entiendes?
-Pero
Anthony, muy pronto seré tu esposa… y tarde o temprano tendrás que
deshacerte de todo esto… además no tiene caso que conserves la
imagen de una cualquiera – dijo la joven en un tono hiriente.
-Retráctate
de lo que has dicho… será mejor que te vayas, no me hagas olvidar
que eres una mujer y que no puedo tocarte…
-Esta bien me
voy… pero eso si ten muy presente lo siguiente… en cuanto seas mi
esposo la vas a olvidar… solo serás mío, me escuchaste… mío.
-Termina de
largarte Elisa… por favor…
Elisa sin
comentar más salio dando tremendo portazo.
Anthony
colocó de nuevo aquellos retratos en su lugar, se dirigió al bar y
se sirvió una copa de whisky. Observo detenidamente la copa y se
dijo.
-¿Whisky?...
por qué tomo whisky, nunca ha sido de mi agrado…
Tiro la
bebida y se sirvió coñac esa era la bebida favorita de él. Después
tomo un cigarrillo y con una risa se dijo.
-Tampoco me
gusta fumar… ¿por qué fumo? Que costumbres me dejaste, todo lo
cambie por ti, absolutamente todo.
Con su copa
en la mano se sentó en su sillón favorito y frente a él estaba el
retrato de ella.
-En esa foto
te veías tan linda, tan tierna, tan inocente. Con tu cabello
largo y castaño que tanto me gustaba, tu mirada como la madera –
dio un suspiro fuerte y siguió su monologo – ahora es difícil
saber de que color teñirás tu cabello, de que color será tu
mirada.
De un sorbo
termino su copa, se puso de pie, tomo el retrato y con el fue
hasta el piano.
Coloco la
foto sobre el instrumento, se sentó y comenzó a tocar la melodía
favorita de ella.
-Esta era tu
melodía… siempre dijiste “debió llamarse Para Caroline y no Para
Elisa”.
Anthony
tocaba aquella melodía al tiempo que los recuerdos se hacían
presentes.
Hace años
Anthony tomo la decisión de estudiar la universidad en Italia. En
esa universidad conoció a Caroline, quien también estudiaba
abogacía. Ambos formaban parte de un pequeño grupo de amigos que
gustaba de salir a divertirse por toda Italia de vez en cuando.
Caroline
tenía sueños de fama, quería ser actriz como lo fue en algún
tiempo su bisabuela. Ella sentía que traía eso en la sangre y
debía cumplir su sueño.
Anthony la
alentaba a hacer lo que realmente le gustaba, no tenía caso
continuar con algo que no era de su agrado. La joven reafirmo mas
su gusto al tomar un pequeño taller de teatro, Anthony por su
parte tomo el taller de fotografía y a veces a manera de juego,
él gustaba de tomarle fotografías y ella modelaba como toda una
top-model.
Aquella foto
inocente, cuando la joven la tuvo en sus manos, se la dedico a
Anthony, la única foto de una chica que fue humilde, honesta, la
mejor amiga.
Al iniciar el
segundo año, Caroline no volvió.
Anthony
continuo sus estudio, aquel grupo de amigos con el tiempo se
separo, unos siguieron la carrera y otros desertaron.
Paso el
tiempo, Anthony era el mejor de su clase, a meses de terminar la
universidad, viajo a Francia, iba a asistir a una conferencia.
Después de este evento, Anthony dio un tour nocturno por la bella
ciudad, esa noche de Francia sería el marco perfecto para un
reencuentro.
El joven
rubio entró a un bar, se sentó en la barra, pidió un coñac y una
hermosa mujer se acercó a él.
-Hola… ¿me
invitas una copa?
-Claro… a una
mujer tan bella como tú como negarle algo.
El joven pido
al barman le sirviera una copa a la joven, la cual pidió un whisky.
-¿Y tú que
tomas? – preguntó la joven con una voz exquisitamente sensual.
-Coñac.
-Barman… que
sean dos whiskies… - y dirigiéndose al rubio – tomarás lo mismo
que yo.
La mujer
coloco un cigarrillo en sus labios sensuales y al instante Anthony
lo encendió.
En cuanto
ella tuvo su copa hizo un brindis.
-Brindo por
el placer de volver a verte.
-¿Volver a
verte?... es que a caso… ¿nos conocemos? – preguntó con enorme
asombro el rubio.
-Tanto he
cambiado… ¿ya olvidaste aquel año de universidad, nuestras juergas
por todas Italia?
-¡¿CAROLINE?!...
¿en verdad eres tú?... no lo puedo creer estas hermosa… que digo
hermosa estas hecha una sensual mujer.
-Vamos… no
exageres… solo hice unos pequeños cambios… mi trabajo me lo exige.
-Cortaste tu
cabello… ese color te queda muy bien… no pensé que bajo esa
mujercita tierna se escondiera una belleza exquisita. Pero
cuéntame… qué has hecho.
-Bueno… he
estado preparándome para un gran papel… sabes, muy pronto haré mi
primer protagónico… de hecho me acabo de despedir del productor…
fue una gran suerte verte aquí…
-Vaya que fue
una suerte. Pensé que jamás volvería a verte… dejaste de
llamarme, de escribirme.
-Tú también
lo dejaste de hacer… pero eso ya no importa, esta noche nos
desquitaremos de todas esas noches que nos debemos… supongo que
estarás mucho tiempo aquí.
-Desafortunadamente regreso mañana a Italia… estoy a punto de
concluir la universidad, para después presentar mi examen de
titulación.
-Felicidades
Anthony… es grato saber que contaré con un excelente abogado… pero
ya no hablemos más, mejor disfrutemos de tu última noche en
Francia.
-Será un gran
placer hacerlo a tu lado.
El joven sin
darse cuenta cayo en las redes de la pasión. Esa noche no fue la
última en Francia, habían pasado ya dos semanas y él seguía en
ese país, en esos pocos días aquella mujer supo envolverlo en su
telaraña, hasta el grado de enloquecerlo. Por fin sucedió lo que
ella tanto anhelaba, meter en su cama a aquel rubio, quien
disfruto al máximo los placeres de la pasión, de la lujuria. El
creía firmemente haberse enamorado de esa mujer, de esa mujer que
solo derrochaba sensualidad, belleza, una adorable tentación.
Al concluir
el mes Anthony recibió una llamada.
-Anthony…
¿dónde estas?... acaban de llamar de la universidad… en un mes no
has aparecido… ¿estas bien? – preguntaba Stear muy preocupado.
-Stear… que
tal… claro que estoy bien… de maravilla.
-Pero
Anthony… en dónde te encuentras.
-En Francia,
disfrutando de la vida.
-Anthony…
hace un mes debiste regresar a Italia… la conferencia no iba a
durar tanto tiempo… ¿qué pasa contigo? – cuestiono Stear.
-No pasa nada
malo, simplemente quise disfrutar de unas vacaciones… eso es todo.
-Tuviste
suerte que tus padres estuvieran de viaje y que se comunicaran a
casa… y más suerte que yo contestara. Anthony no se lo que esta
pasando, pero sea lo que sea, será mejor que regreses… falta muy
poco para que concluyas tus estudios… no creo que lo que te esta
reteniendo en ese país valga la pena para botar todo a la basura.
-Stear…
tienes razón y mañana mismo estoy viajado a Italia. Gracias por
todo.
-Bien
Anthony, en cuanto llegues nos comunicamos… ¿de acuerdo?
-De acuerdo,
hasta pronto.
Anthony apagó
su celular y se miro al espejo, tratando de buscar a aquel chico
que soñaba con llegar a concluir sus estudios y empezar una
carrera brillante en la abogacía, cómo era posible que una mujer
lo enloqueciera de esa manera.
Se apresuro a
empacar y al siguiente día muy temprano estaría volando hacia
Italia.
Por la noche
Caroline estaba en su habitación.
-¿Cómo que te
vas?... y… ¿lo nuestro?
-Caroline…
por qué no vienes conmigo… te amo tanto… pero tengo que continuar
con mis estudios… anda ven conmigo.
-Lo siento
cariño… no puedo… en unos días empiezan las grabaciones… es
imposible.
-Caroline –la
tomo dulcemente en sus brazos – prométeme que me esperaras… te
juro que en cuanto termine la universidad y todo lo que tengo
pendiente, regresare por ti… prométemelo… por favor.
La chica con
la mirada un poco desviada le contesto.
-Claro amor…
yo aquí estaré siempre…
Concluyó la
frase besando apasionadamente al rubio, un beso que dio inicio a
una batalla de un profundo frenesí.
Ya en Italia,
Anthony se puso al corriente en todo, le fue difícil pues en su
mente solo existía ella, vivía por ella, respiraba por ella, todo
por ella.
Veía las
revistas que hablan de la nueva actriz y hablaban de un romance
entre ella y el actor que seria su pareja en la película. Anthony
se enloquecía de celos, quería en ese momento matar a esa mujer y
matarlo a él, sus ojos destellaban un inmenso coraje e
inmediatamente se comunicaba con ella, pero era inútil, Caroline
difícilmente la podía localizar en su departamento y su celular
siempre apagado.
Por fin con
muchos esfuerzos, Anthony concluyo sus estudios y posteriormente
se preparo para rendir el tan anhelado examen, pues conforme
estudia sus últimos meses de universidad, preparaba su tesis. El
joven rubio presentó un examen extraordinario, en sus manos se
encontraba el papel que lo acreditaba como abogado y ahora… ¿qué
hacer?
Se despidió
de los amigos y tomo el vuelo que lo llevaría a los brazos de
aquella mujer. Y al tenerla frente a él, la abrazó como un loco,
la beso como si fuera la última vez.
-Te he
extrañado hasta la locura… dime que tu amor me pertenece… dime que
solo eres mía.
-Anthony…
tranquilízate… claro que si cariño, solo soy tuya… tú eres el
único dueño de mi amor… eso nunca lo dudes.
-Y dime… ¿qué
tienes que ver con Terry?
Con una
sonrisa coqueta contestó.
-Nada…
absolutamente nada, que podría tener con él… solo somos compañeros
de trabajo… solo eso… además no me atrevería a traicionarte con él
y tú sabes por qué.
-No te creo…
mientes – Anthony se desplomaba en la cama, tenia mil dudas en su
mente, pero las caricias, la sensualidad de ella, hicieron que el
joven olvidara todo eso.
Después de
aquella loca entrega de amor, Caroline se apartó de él, se dirigió
a ducharse y posteriormente se vestiría de gala.
-¿Te vas?...
pensé que estarías toda la noche conmigo.
-Lo siento
Anthony… tengo un cóctel… es importante que asista.
-Irás con él…
¿verdad?
-Por
supuesto… somos los protagonistas de la película. Vamos cariño no
te pongas celoso, solo te amo a ti… nos vemos mas tarde.
Al marcharse
la joven, Anthony se levanto, se puso unos jeans y empezó a beber,
tenia que tomar decisiones importantes. El deseaba que ella solo
estuviera para él y la única forma era hacerse de fortuna, quería
llenarla de lujos, pasearla por todos lados, pero para eso hacia
falta mucho dinero.
Caroline no
regreso en toda la noche a su apartamento y a la mañana siguiente.
-Que tal
amor.
-Caroline…
necesitamos hablar muy seriamente.
-Anthony… que
cara has puesto… pero hablemos.
-Me marcho a
América… mis padres hace días me esperan… además quiero ejercer
pronto mi profesión y para eso necesito que me hagas una promesa.
-¿Promesa?
¿Qué promesa?
-Que siempre
serás mía, que tu amor siempre será mío… que la distancia no
matara este amor… prométemelo.
-Te lo
prometo.
Días después
Anthony por fin llegó a América, sus padres lo recibieron con
mucha alegría, sus primos Archie y Stear también.
A Stear solo
le falta un año para concluir la carrera de abogacía y a Archie le
faltaban dos años. Anthony les propuso montar un despacho y
aceptaron. Con ayuda de los padres de los chicos, el sueño se
hizo realidad.
Han pasado
dos meses, Anthony ha adquirido algunos clientes, pero solo han
sido casos sin mayor relevancia, eso no era lo que tenía en mente
aquel joven rubio.
-¿Qué tanto
piensas Anthony? – preguntó Stear.
-Esto no esta
marchando como yo quisiera.
-Pero
Anthony… para ser dos meses el despacho esta funcionando bien.
-Si… pero no
como yo quisiera…
-Vamos
Anthony… tú no estas así por el despacho… es por ella… ¿verdad?
-En parte.
-Veo que has
leído los diarios… y mira ella en primera página de la sección de
espectáculos y muy bien acompañada.
-Basta Stear…
entre ellos no hay nada.
-Pues la
fotografía dice lo contrario… Anthony… tú sabes que te aprecio
demasiado… que eres como mi hermano mayor… siempre te he admirado…
pero desde que andas con esa mujer has cambiado demasiado… pero
bueno no pretendo darte consejos… lo único que te puedo decir es
que te olvides de esa mujer.
-La amo
Stear… puedes entender eso… la amo y pronto me casaré con ella.
-Bien, veo
que no puedo hacer que desistas… pasemos a otro tema – Stear
seguía hojeando aquel diario y al ver la página de sociales
comentó – por fin se hará justicia en este país… ya leíste, el
gran empresario Thomas Ferretti a punto de parar en la cárcel…
ojala que sea así…
-Así lo
esperamos toda la sociedad Stear… tipos como estos no deberían
andar libres… son varios cargos que se le imputan… lavado de
dinero, narcotráfico de armas y drogas… y ahora se ha quedado sin
abogado…
-Si…
desapareció… o tal vez lo asesinaron – comentaba Stear.
-Es difícil
que salga de esta.
-Es hora de
irme, hoy presento un examen muy importante, nos vemos mas tarde
Anthony y piensa muy bien lo que te dije… ella no es para ti –
termino su frase colocándole la pagina del diario donde se
encontraba aquella mujer en brazos de Terry.
Anthony, tomo
el teléfono… ella no contesto, minutos después un hombre hizo acto
de aparición.
-Buenas
tardes mi joven abogado.
-¿Usted aquí?
-Veo que mi
presencia le ha asombrado… supongo que esta al tanto de mi
situación joven Brower.
-Y quien no
lo esta… usted es el centro de atención.
-Pues mi
estimado joven Brower… requiero de sus servicios… como usted sabe
mi abogado ha desaparecido o el muy cobarde ya no quiso
defenderme… el caso es que lo necesito.
-Pero por que
recurrir a mi… hay mejores abogados y con la suficiente
experiencia para estos casos.
-Yo lo quiero
a usted… a los otros ya les conocen sus mañas… en cambio un recién
abogado tiende a tener innovadoras ideas, las cuales pueden
sacarme del hoyo en que estoy metido… además mi joven abogado,
usted sabe que detrás mío hay alguien que estaría muy complacido
en que me ayudara.
-Si… lo se…
pero ni así voy a ayudarle… vino al lugar equivocado.
-Creo que no…
aquí tiene el numero de mi privado… se que me llamara… le conviene
estar de mi lado, conmigo tendrá el poder suficiente, la riqueza
que necesita para elogiar a mujeres como la del retrato.
-No le
permito esa clase de comentarios.
-Estaré
esperando su llamada, buenas tardes joven Brower.
Anthony se
sentó sorprendido de la visita, era lo que menos se imaginaba que
le llegara a pasar y su mirada se coloco en el retrato que estaba
sobre su escritorio. Caminaba de un lugar a otro y al caer la
noche, tomo el teléfono.
-Sr. Ferretti.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario