Capítulo I
En un
departamento se encuentra una joven con el tiempo en contra, solo
toma su jugo habitual y sale a toda prisa. Con su mochila al
hombro y libros en las manos, baja al estacionamiento, abre la
cajuela de un compacto auto y arroja todo lo que lleva, cierra y
rápidamente se instala frente al volante y como todos los días
pelea con ese pequeño auto, no quiere arrancar y después de varios
intentos, se ha apiadado de la gentil enfermera.
Al tiempo que
sale del estacionamiento, un accidente ha ocurrido en una de las
principales avenidas de la ciudad. Dos autos deportivos muestran
sus cofres destrozados, sus conductores en mal estado, uno peor
que el otro. Minutos más tarde las ambulancias aparecen, los
paramédicos se apresuran a atender a los heridos, mientras son
trasladados al hospital. Al llegar, son llevados a urgencias, las
horas pasan y por fin la intervención quirúrgica ha terminado,
aquellos jóvenes son llevados a cuidados intensivos donde pasaran
las 24 horas más largas de su vida.
Han pasado 24
horas y aquella enfermera ha vuelto a llegar tarde al hospital.
-No puede
ser… otra vez tarde… tendré que cambiar de auto… que ilusa soy,
¿con qué dinero?… será mejor que me apresure y para colmo voy muy
atrasada en mi tesis y sin lap imposible continuar… ni pensar
pedirle a Patty la suya, ella también esta con su tesis,
suficiente tengo con que pague más de la mitad del alquiler del
departamento – suspira fuertemente – tendré que quedarme horas
extras para poder usar una computadora en el hospital, ni hablar.
Candice White,
una chica muy entusiasta, que a pesar de todas las adversidades no
perdía su buen sentido del humor. Estaba por concluir su tesis,
por fin sería doctora, le había costado mil sacrificios para por
fin lograr su tan anhelada meta. Quería ser como su bisabuela,
quién por sus propios meritos salio adelante, renunciando a un
apellido ilustre, alejándose para siempre de aquella familia y
casándose con un buen hombre, quien por cosas del destino era de
apellido White. Este matrimonio solo tuvo un hijo de nombre
Paúl. Años más tarde Paúl formo su familia y tuvo dos varones,
Charles y Patrick. Los varones White se dedicaron al comercio y
Candy White siguió su profesión de enfermera y con el apoyo de su
esposo e hijo, estableció una pequeña clínica, fue una madre
bondadosa y una abuela tierna. Al paso de los años los nietos
formaron su familia. Charles tuvo dos varones y Patrick una
hermosa hija, a la cual puso por nombre Candice, en honor a su
querida abuela, ya que le quería entrañablemente, esta pequeña era
la imagen perfecta de aquella gran dama.
Patrick White,
fue un hombre bondadoso, su esposa murió al nacer Candy. La
herencia que recibió se le fue en obras de caridad, no vivían
holgadamente como sus familiares, pero vivían felices. Patrick no
pudo ver a su bella hija convertirse en doctora, murió dos años
atrás. Candy siempre estuvo orgullosa de su padre y ella quería
que él en donde estuviera se sintiera orgulloso de ella.
La joven se
dirige a la habitación de su nuevo paciente.
-Hola… mi
nombre es Candice White, tu enfermera… puedes llamarme Candy.
-Gracias,
eres muy amable
-Necesito que
me proporciones unos datos… no hemos podido llamar a tus
familiares… no llevabas ninguna identificación… solo por una foto
autografiada supimos que tu nombre es Anthony o ¿me equivoco?
-No te
equivocas… efectivamente mi nombre es Anthony… Anthony Brower.
-Bien… ahora
necesito los datos de tus familiares para poder avisarles,
seguramente están muy preocupados por ti.
-Claro.
Una vez que
Candy obtuvo lo que necesitaba, salió de la habitación, no sin
antes regalarle una bella sonrisa.
La mirada de
Anthony se torno triste, perdiéndose en la nada recordando lo que
viviera antes del accidente. Aquellos recuerdos lo atraparon por
completo, tanto que no se percato cuando Candy entro a la
habitación.
-¿Me
escuchaste?
-Decías…
disculpa no te escuche entrar.
-Ya me di
cuenta. No pude localizar a tu familiar, así que le deje un
mensaje. ¿No deseas que avisemos a otra persona?
-No… gracias,
eres muy gentil.
-Descansa,
regreso más tarde.
Candy al
salir no podía alejar de su mente aquel rostro triste, aquella
mirada sin vida.
Al siguiente
día por la tarde, una pelirroja entró como loca a la habitación de
Anthony y se arrojó a él efusivamente.
-¡¡¡ANTHONY!!! ¡¡¡ANTHONY!!! Cariño… ¿pero que pasó?, ¿por qué
estas aquí? – preguntaba desesperada la joven
-Elisa… me
lastimas – dijo el rubio con una molestia clara en su rostro.
-Perdona
Anthony… no fue mi intención.
-Avisaste a
mis padres, a mis primos.
-Claro que
si… harán todo lo posible por llegar en la noche o mañana
temprano. Cariño, te noto molesto, ¿pasa algo?
-¿Por qué has
venido hasta ahora a verme? – preguntó el joven con la mirada
colocada en cualquier lugar menos en los ojos de ella.
-Bueno…
estaba muy entretenida con los preparativos y desafortunadamente
olvide el celular en casa… pero ya estoy aquí… lo siento.
-Claro ya
estas aquí – respondió el joven con un claro desdén.
-Anthony…
¿qué fue lo que pasó?
-No lo se…
simplemente no fue mi día.
-Si no
quieres contarme, lo entiendo… me alegro que estés bien.
-Elisa…
quiero estar solo.
-Pero
Anthony… quiero estar a tu lado… quiero cuidarte.
-Para eso
están las enfermeras, por favor vete.
-Si ese es tu
deseo me iré… vendré cuando tus padres estén en la ciudad… hasta
pronto.
La pelirroja
se acerco melosamente a los labios del rubio, pero este la
evito. Esto aumento el claro enojo de la chica. Elisa salió de
la habitación enfurecida, respiro profundamente y escondió su
coraje en una falsa sonrisa e inmediatamente se acerco a la
recepción.
-Buen día
señorita.
-Buen día…
¿en que podemos servirle?
-Necesito que
me entregue las pertenencias del joven Anthony Brower… yo soy la
prometida de él.
Titubeante la
recepcionista contesto.
-Bien…
permítame un momento, por favor.
Minutos
después la recepcionista entrego una bolsa blanca sellada a la
pelirroja, esta al tenerla en sus manos se dirigió a la sala de
espera, se sentó y observaba detenidamente aquella bolsa, sus
manos temblaban y sin mas preámbulo la abrió. Encontrándose una
chaqueta, un reloj y una fotografía manchada de sangre.
-Lo sabía…
ella fue la culpable… hasta cuando dejaras de pensar en ella…
hasta cuando.
La joven se
levanto y salio furiosa del hospital.
Al tiempo que
Elisa entrara a la habitación de Anthony, Candy platicaba con su
única amiga, compañera de trabajo y de departamento, Patricia
Taylor. Ambas se conocieron en la universidad. Patty, una chica
inglesa, muy linda, inteligente, divertida, de familia adinerada,
su bisabuela fue Patricia O’Brien, quien fue la amiga de la
bisabuela de Candy. Patty cambio mucho al conocer a Candy, nada
quedaba de aquella mujercita tímida, introvertida. Congeniaron
al conocerse y los lazos afectivos se reforzaron al contarse su
historia, la historia de sus bisabuelas.
-Candy… estoy
muy emocionada… por fin voy a conocerlo en persona… estoy tan
feliz – comentaba Patty con una alegría desbordante.
-Me alegro
por ti amiga… tanto has anhelado este encuentro que todavía no lo
puedo creer… tú la tímida, la que era muy difícil verle sonreír…
emocionada por un chico que conoció en Internet… has cambiado
mucho querida amiga…
-Y todo
gracias a ti Candy… no sabes… soy inmensamente feliz… extraño
mucho a mi familia, a mi país… pero no cambiaria estos momentos
por nada… y menos ahora que estoy a unas horas de conocerlo.
-De verdad
Patty… no se como tienes el valor de conocer a alguien de esa
manera… y estas segura que todo lo que te ha contado de él… ¿es
verdad? – pregunto preocupada la rubia.
-Se que es
difícil creer en esto… pero te puedo asegurar que él es una
persona muy sincera, honesta… no sería capaz de mentirme… confío
en mi suerte, en mi destino… estoy enamorada Candy, muy enamorada
de ese hombre – contesto la joven, mientras sus anteojos se
empañaban por las traviesas lágrimas que jugueteaban en sus ojos
castaños.
-Vamos Patty…
no es para tanto, no vas a llorar, ¿verdad?… solo que me
preocupas… no quisiera que pasaras por una desagradable
desilusión… no lo soportaría, eres mi amiga y te quiero mucho.
-Gracias
Candy… pero créeme… en esto, mi corazón no se equivoca.
-Esta bien,
confiemos en la suerte – dijo Candy con esa peculiar sonrisa que
era su mayor virtud.
-Bueno,
cambiando de tema… dime Candy… ya lo viste… has hablado con él…
-¡¡¡PATTY!!!....
claro que no… no es mi paciente… aunque me hubiera encantado que
lo fuera – dijo Candy con una gran emoción.
-Pues la
verdad… la curiosidad me esta matando… lástima que no es mi área…
lo que daría por un autógrafo de él… es que es tan guapo… tan
sensual… tan…
-¡¡¡PATTY!!!....
que vocabulario es ese… – ambas terminaron por reír a carcajadas.
-Y cuéntame
Candy… ¿es cierto lo que dicen de tu paciente? – pregunto curiosa
Patty.
-No he
platicado mucho con él… además de los dos… él fue el mas afectado…
afortunadamente esta recuperándose satisfactoriamente… la verdad
que es un caso sorprendente… sus ganas de vivir son muchas…
aunque…
-Termina…
aunque qué… no te quedes callada…
-Como te
explico… siento una profunda tristeza en su mirada… tiene ganas de
vivir, pero a la vez quiere huir, escapar…
-¡¿Escapar?!... de quién o de quiénes…
-Patty… haces
muchas preguntas… además es algo que no nos incumbe… solo cumplo
con mi trabajo eso es todo…
-Entiéndeme…
siento una gran curiosidad… lo que se cuenta de él no es como para
recomendarlo… ¿lo llamaste por su apodo?…
-Claro que
no, como se te ocurre eso… fingí que no sabia quien era… le dije
que sabía su nombre por la fotografía que traía consigo… las
enfermeras que lo atendieron cuando llego a urgencias me contaron
que no quería soltarla… aunque estaba inconsciente, se aferraba
demasiado a esa foto…
-Y te dijeron
quién era la persona de la foto.
-No… el
rostro estaba manchado de sangre… no me dijeron más.
-Ni hablar,
nos quedaremos con la duda – al terminar su frase mira su reloj –
como se va el tiempo… tengo que irme, él llegará en unas horas y
quede de esperarlo en el aeropuerto.
-Supongo que
iras primero al departamento a ponerte hermosa.
-Supones bien
mi querida amiga, chao nos estamos viendo… y ojalá puedas
conseguirme un autógrafo de él… me harías muy feliz…
-Claro…
tratare de persuadir a Erika, que es quien lo atiende.
-Ok, amiga
nos vemos, cuídate mucho y que tu guardia te sea lo mas leve
posible.
-Claro. Chao.
Candy regreso
de nuevo a sus obligaciones. Patty se encontraba en el área de
laboratorio y esa noche conocería a su amor cibernético, llevaba
un año de noviazgo por Internet y por fin lo tendría frente a
frente.
Cerca de las
ocho de las noche, Candy visitaría a sus pacientes y en uno de los
pasillos alguien la intercepto.
-Candy que
bueno que te veo… necesito que me hagas un favor.
-Claro Erika…
qué favor.
-Sabes… hoy
cumplo meses con mi novio y… también estoy de guardia… y…
quisiera…
-Que te
cubra… ¿verdad?
-Solo serán
unas horas… por favor Candy… harías eso por mi… te lo prometo solo
unas horas…
Con una
sonrisa pícara le contestó.
-Esta bien
Erika… pero solo una horas… no te demores…
-Gracias
Candy… te lo prometo… a lo mucho me tardo 3 horas… no mas…
-Esta bien…
anda vete… tu tiempo empieza a correr…
-Gracias.
Aquella
enfermera se alejo presurosa, mientras Candy se dirigía a la
habitación de Anthony. Al llegar a la puerta se detuvo, miro de
reojo hacia atrás y pensó.
-Creo que
debo aprovechar este momento.
Dio la media
vuelta y se dirigió a otra habitación. Al llegar ahí, abrió
quedamente la puerta, estaba nerviosa. Se acerco lentamente al
paciente, el cual aparentaba estar dormido. Candy hacia que
revisaba que todo estuviera en perfecto orden, cuando la voz de
aquel hombre la asusto.
-Vaya… vaya…
pero que tenemos aquí…
-Disculpa… no
fue mi intención molestarte.
-Una linda
jovencita como tú no tiene que pedir disculpas… al contrario soy
yo quien debe pedirlas por haberte asustado –la mirada del joven
destellaba un brillo seductor, el cual hizo temblar a Candy –
sabes los hospitales deberían ser como los restaurantes.
-¿Por qué
dices eso?
-Sencillo…
cuando uno ingresa a estos lugares… deberían mostrarnos la carta y
ser uno quien escoja a su enfermera… y júralo, te escogería a ti…
Candy sintió
un calor en sus mejillas.
-Vaya… te has
sonrojado… llegue a creer que ya no existían jovencitas que se
ruborizan ante estas palabras.
-Bueno… ha de
ser la rutina que empleas con todas las mujeres.
-¿Mujeres?...
tú eres la primera mujer que conozco…
Candy no pudo
contener su risa y contestó.
-Eres un
mentiroso… siempre estas rodeado de bellas mujeres.
-Vaya… sabes
quien soy…
-Por supuesto
que lo se… creo que estoy siendo muy entrometida…
-No… no lo
eres y con respecto a esas “mujeres”, yo las llamo hermosos
ejemplares… solo eso… ellas muy difícilmente se ruborizan ante
estas cursis palabras, como ellas las llaman, sus rostros fríos
solo se iluminan al ver el brillo de una costosa joya. Y a todo
esto… ¿tienes un nombre?
-Claro que
si… me llamo Candy…
-Wooow, el
complemento perfecto para una linda jovencita… no solo tienes una
mirada hermosa, una sonrisa que enloquece… si no además un dulce
nombre… Candy… y dime Candy… ¿quieres ser mi enfermera?... no… es
más… quiero que a partir de este momento seas tú quien me atienda…
-Me
encantaría ser tu enfermera… pero es imposible… yo tengo a mis
pacientes y no seria muy ético.
-Candy… eres
una caja de sorpresas… doy gracias a la vida por ese accidente…
por fin conocí a una mujer…
La enfermera
estaba sorprendida, nunca imagino que ese hombre le hablara de esa
manera, sentía tanta confianza al hablar con él.
-Tengo que
irme… fue un gusto platicar contigo… Terruce…
-Solo dime
Terry.
Candy al
abrir la puerta, doctores y enfermeras corrían a una habitación,
Candy fue tras ellos y entraron a la habitación de Anthony.
-¡Pronto
enfermera… esta a punto de entrar en coma! – grito un médico.
Candy
inmediatamente asistió al médico.
Minutos
después.
-Bien… esta
fuera de peligro… es muy extraño… no debido pasar esto… - decía el
médico.
-Y todo por
mi culpa… por no estar al pendiente de él – se decía Candy.
-Vamos
señorita… no se culpe… estas cosas pasan y debemos estar
preparados para lo inesperado. Ahora el dormirá toda la noche…
este muy al pendiente… puede repetirse la escena.
-Si doctor.
Candy, se
sentía culpable y se repetía: “Si no hubiera ido a la habitación
de Terry, nada de esto hubiera pasado”.
Al siguiente
día a primera hora los padres de Anthony en compañía de Elisa
llegaban al hospital, en ese momento Candy salía de la habitación
con un claro cansancio reflejado en su rostro, paso toda la noche
en vela al cuidado de su paciente, la culpa de haberlo dejado era
muy grande, pero también sabía que eran situaciones que la mayoría
de las veces era imposible evitar.
La madre de
Anthony se acerco a la enfermera.
-Señorita
buen día, soy la madre de Anthony Brower… como esta él… por favor
dígame la verdad…
-Señora… no
se preocupe su hijo esta fuera de peligro… en este momento es
imposible que lo vea… tuvo una ligera recaída… el médico llegará
en unos minutos para evaluarlo y determinar su estado actual.
-Pero él esta
bien… ¿verdad?- preguntaba la señora con una profunda tristeza.
-Claro que
si… no se angustie más…- Candy observo a uno de sus costados –
mire ahí se acerca el doctor Nilsson, él esta a cargo del caso de
su hijo.
-Gracias
señorita – al terminar la frase junto con su esposo se dirigieron
a hablar con el médico, este les dijo que esperaran unos minutos,
tenía que atender al joven.
Minutos
después el doctor Nilsson salía a darles la buena noticia, Anthony
estaba en perfectas condiciones, les platico la recaída que
sufriera el joven la noche anterior, pero todo estaba bajo control
y de seguir así el joven sería dado de alta en pocos días.
Los padres
del chico inmediatamente entraron a verlo.
-Anthony…
hijo… pero qué fue lo que paso… en cuanto Elisa nos aviso
abordamos el primer avión… - la madre ya no pudo continuar las
lágrimas le evitaron seguir.
-Vamos
querida, el chico ya esta bien… todo esta bien – dijo el padre de
Anthony.
-Mamá siento
haberte preocupado… no fue mi intención – contestó Anthony con una
voz cansada, fatigada.
-No hables
hijo… será mejor que nos vayamos… los cuestionamientos vendrán
después… todavía nos cuesta trabajo creer que estés aquí y por un
accidente de auto… hablaremos después hijo – dijo el padre de
Anthony.
-Si…
hablaremos después – respondió el joven.
Los padres
del chico salieron, la preocupación había desaparecido. Aunque la
madre de él insistía en quedarse, su esposo la convenció que lo
mejor era ir a casa, el viaje había sido muy pesado.
-Elisa… te
quedarás a cuidarlo… ¿verdad? – pregunto la madre de Anthony.
-Claro que si
Nicole, no te preocupes tu hijo estará muy bien cuidado por mi.
-Siendo así
me voy tranquila… cualquier cosa que suceda no dudes en llamarnos…
por favor – concluyo Nicole.
-Por supuesto
que si… cualquier cosa yo les hablo.
Nicole y
Harold, salían del hospital, mientras Elisa se dirigió a la
habitación de Anthony.
-Hola cariño…
vaya estas dormido… - Elisa no dejaba de observarlo detenidamente,
quería adentrarse en sus sueños, saber que sentía, que pensaba, si
aquella mujer seguía rondando la mente de él, el corazón de él.
Elisa se
acerco lentamente, tenia que aprovechar esa situación hacia tiempo
que no probaba los besos de Anthony, al cerrar sus ojos castaños
recordaba aquella noche en que él durmió en su cama, las caricias,
los besos, toda aquella pasión que se genero en su alcoba y desde
ese día Anthony no volvió a tocar a Elisa.
Los labios de
la pelirroja se acercaron a los labios de Anthony y deposito un
beso suave y por respuesta obtuvo el que Anthony la llamara…
-No puede
ser, hasta casi muerto sigues pensando en ella… maldita mujer… mil
veces maldita.
En ese
instante Candy entró a la habitación.
-Señorita
tiene que retirarse, la hora de visitas ha terminado.
-Claro.
Permiso – la pelirroja salió con la mirada llena de lágrimas, como
era posible que a pocos días de llevarse a cabo su matrimonio, él
siguiera pensando en ella. Se detuvo por un momento, respiro
profundo, limpio sus lágrimas y con una risa sarcástica se dijo.
-No importa…
solo faltan días para que seas mi esposo y me encargare de que la
olvides, de que la saques de tu corazón, de tu alma… serás solo
mío, solo mío.
Elisa salió
del hospital con una actitud optimista, mientras tanto en la
habitación de Anthony, él despertaba.
-Hola.
-Hola
Anthony… si hubieras despertado hace un minuto hubieras podido
despedirte de tu prima… bueno recuerdo que dijiste que era tu
prima.
-Te refieres
a una chica pelirroja.
-Si.
-Claro es mi
prima… y también mi prometida… - dijo el chico como si estuviera
dando una mala noticia.
-Vaya, con
que emoción lo dices… pareciera que fuera un castigo estar
comprometido con ella.
-No quiero
hablar de eso… quiero darte las gracias por tus cuidados, por
estar al pendiente de mi… durante la noche desperté por unos
minutos… y te vi sentada a mi lado… te quedaste dormida, eso no
habla muy bien de una enfermera.
Candy
sonrojada contestó.
-Lo siento…
no quise dormirme… pero bueno al menos mi torpeza me ha hecho
conocer tu sonrisa… desde que llegaste aquí no te había visto
sonreír…
-Creerás que
soy un hombre amargado, frío… parece ser que la impresión que
tienes de mi no es muy buena y solo reafirma lo que se dice de mi
por ahí… ¿no es así? – preguntó el joven.
-¿Lo que se
dice de ti?... bueno la prensa tiende a exagerar… creo…
-Entonces
siempre supiste quien era yo.
-Si… como no
saberlo… las enfermeras también leemos los diarios, vemos
televisión…
Anthony no
pudo evitar reír con esa contestación tan inocente.
-Sabes…
dentro de todo esto, fue grato haberte conocido… eres tan
diferente a las demás… o será que he permanecido en un mundo tan
frívolo que no me ha permitido conocer a personas con una gran
calidad humana… tu sonrisa tan sincera… tu mirada tan llena de
tranquilidad…
-Basta
Anthony… exageras… seguramente todo es producto de tanto
medicamento…
-Lo digo en
serio… creo que debo dar gracias a ese accidente… Candy quiero
saber el nombre de la persona con la que tuve el accidente…
-Lo siento no
puedo decirte eso, no en este momento… cuando estés mejor se te
informará todo lo que quieras saber.
-Esta bien.
-Ahora
descansa… no es bueno que hables mucho… no quisiera que volvieras
a recaer… aunque estoy segura que no volverá a pasar. Nos vemos
más tarde.
-Gracias
Candy.
Candy salio
de la habitación muy pensativa, no podía creer lo que estaba
pasando en ella, un accidente le había traído a dos hombres, los
cuales no podía sacar de sus pensamientos. La primera impresión
que tuvo de Anthony fue triste, la actitud de un hombre solitario
y después un hombre tan agradable, con una sonrisa de ensueño. Y
por otro lado la avasalladora personalidad de Terry, el actor de
moda, el hombre por el cual todas las bellas mujeres se morían,
las mejores y hermosas actrices se peleaban la oportunidad de ser
la protagonista de la primera película dirigida por Terry, pero
este ya tenía en la mira a una sensual actriz.
-Que suspiros
amiga.
-¡¡PATTY!!
-Creo que
estas entre dos amores… y no andas nada perdida amiga… mira que
venirte a enamorar de los hombres más codiciados de las altas
esferas – decía sarcásticamente Patty.
-Cómo dices
eso Patty… claro que no… ¿enamorada?... y si estuviera… tu crees
que esos hombres se fijarían en una enfermera… los hemos visto en
las páginas de sociales, rodeados de bellas mujeres y no son
cualquier mujer… desde millonarias jóvenes hasta la más famosa
actriz…
-Candy… me
sorprendes con esa respuesta… no tendría nada de malo que uno de
ellos se enamorara de ti… tú eres mejor que todas esas patética y
tontas chicas… lo de ella es solo bisturí… y lo tuyo amiga es
muuuuuuuuy natural.
Ambas rieron
a carcajadas.
-Supe lo que
paso ayer.
-Si… y todo
por ir a conseguir tu autógrafo.
-Y lo
conseguiste.
-No… en ese
momento sucedió lo que ya sabes.
-Al menos no
paso a mayores – dijo Patty.
-Ah!!... pero
usted señorita tiene mucho que contarme… vamos como es él… es como
en la foto o de plano es un hombre feo, gordo, bajo…
-¡¡CANDY!!!...
es el hombre más guapo que te puedas imaginar… aunque…
-Aunque… qué…
no me digas que no le gustaste…
-No digas
eso… recuerdas que te conté que el llegaría en dos semanas…
-Si lo
recuerdo…. Y se me hizo extraño que el llegará antes.
-Pues tuvo
que adelantar su viaje… Anthony Brower es el primo de Stear.
-En serio… no
lo puedo creer.
-Imagínate
como me impresione cuando lo supe… él quiso venir enseguida a
verlo… pero parece que hay problemas en su trabajo.
-Y te contó
algo de Anthony… el motivo por el cual pudo haber tenido el
accidente.
-Le conté lo
de la foto… y al parecer Anthony esta así por una mujer.
-Te dijo el
nombre de esa mujer.
-Sí… su
nombre es…
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