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Frenesí 01


Capítulo I

En un departamento se encuentra una joven con el tiempo en contra, solo toma su jugo habitual y sale a toda prisa.  Con su mochila al hombro y libros en las manos, baja al estacionamiento, abre la cajuela de un compacto auto y arroja todo lo que lleva, cierra y rápidamente se instala frente al volante y como todos los días pelea con ese pequeño auto, no quiere arrancar y después de varios intentos, se ha apiadado de la gentil enfermera.
Al tiempo que sale del estacionamiento, un accidente ha ocurrido en una de las principales avenidas de la ciudad.  Dos autos deportivos muestran sus cofres destrozados, sus conductores en mal estado, uno peor que el otro.  Minutos más tarde las ambulancias aparecen, los paramédicos se apresuran a atender a los heridos, mientras son trasladados al hospital.  Al llegar, son llevados a urgencias, las horas pasan y por fin la intervención quirúrgica ha terminado, aquellos jóvenes son llevados a cuidados intensivos donde pasaran las 24 horas más largas de su vida.
Han pasado 24 horas y aquella enfermera ha vuelto a llegar tarde al hospital.
-No puede ser… otra vez tarde… tendré que cambiar de auto… que ilusa soy, ¿con qué dinero?… será mejor que me apresure y para colmo voy muy atrasada en mi tesis y sin lap imposible continuar… ni pensar pedirle a Patty la suya, ella también esta con su tesis, suficiente tengo con que pague más de la mitad del alquiler del departamento – suspira fuertemente – tendré que quedarme horas extras para poder usar una computadora en el hospital, ni hablar.
Candice White, una chica muy entusiasta, que a pesar de todas las adversidades no perdía su buen sentido del humor.  Estaba por concluir su tesis, por fin sería doctora, le había costado mil sacrificios para por fin lograr su tan anhelada meta.  Quería ser como su bisabuela, quién por sus propios meritos salio adelante, renunciando a un apellido ilustre, alejándose para siempre de aquella familia y casándose con un buen hombre, quien por cosas del destino era de apellido White.  Este matrimonio solo tuvo un hijo de nombre Paúl.  Años más tarde Paúl formo su familia y tuvo dos varones, Charles y Patrick.  Los varones White se dedicaron al comercio y Candy White siguió su profesión de enfermera y con el apoyo de su esposo e hijo, estableció una pequeña clínica, fue una madre bondadosa y una abuela tierna.  Al paso de los años los nietos formaron su familia.  Charles tuvo dos varones y Patrick una hermosa hija, a la cual puso por nombre Candice, en honor a su querida abuela, ya que le quería entrañablemente, esta pequeña era la imagen perfecta de aquella gran dama.
Patrick White, fue un hombre bondadoso, su esposa murió al nacer Candy.  La herencia que recibió se le fue en obras de caridad, no vivían holgadamente como sus familiares, pero vivían felices.  Patrick no pudo ver a su bella hija convertirse en doctora, murió dos años atrás.  Candy siempre estuvo orgullosa de su padre y ella quería que él en donde estuviera se sintiera orgulloso de ella.
La joven se dirige a la habitación de su nuevo paciente.
-Hola… mi nombre es Candice White, tu enfermera… puedes llamarme Candy.
-Gracias, eres muy amable
-Necesito que me proporciones unos datos… no hemos podido llamar a tus familiares… no llevabas ninguna identificación… solo por una foto autografiada supimos que tu nombre es Anthony o ¿me equivoco?
-No te equivocas… efectivamente mi nombre es Anthony… Anthony Brower.
-Bien… ahora necesito los datos de tus familiares para poder avisarles, seguramente están muy preocupados por ti.
-Claro.
Una vez que Candy obtuvo lo que necesitaba, salió de la habitación, no sin antes regalarle una bella sonrisa.
La mirada de Anthony se torno triste, perdiéndose en la nada recordando lo que viviera antes del accidente.  Aquellos recuerdos lo atraparon por completo, tanto que no se percato cuando Candy entro a la habitación.
-¿Me escuchaste?
-Decías… disculpa no te escuche entrar.
-Ya me di cuenta.  No pude localizar a tu familiar, así que le deje un mensaje.  ¿No deseas que avisemos a otra persona?
-No… gracias, eres muy gentil.
-Descansa, regreso más tarde.
Candy al salir no podía alejar de su mente aquel rostro triste, aquella mirada sin vida.
Al siguiente día por la tarde, una pelirroja entró como loca a la habitación de Anthony y se arrojó a él efusivamente.
-¡¡¡ANTHONY!!! ¡¡¡ANTHONY!!! Cariño… ¿pero que pasó?, ¿por qué estas aquí? – preguntaba desesperada la joven
-Elisa… me lastimas – dijo el rubio con una molestia clara en su rostro.
-Perdona Anthony… no fue mi intención.
-Avisaste a mis padres, a mis primos.
-Claro que si… harán todo lo posible por llegar en la noche o mañana temprano.  Cariño, te noto molesto, ¿pasa algo?
-¿Por qué has venido hasta ahora a verme? – preguntó el joven con la mirada colocada en cualquier lugar menos en los ojos de ella.
-Bueno… estaba muy entretenida con los preparativos y desafortunadamente olvide el celular en casa… pero ya estoy aquí… lo siento.
-Claro ya estas aquí – respondió el joven con un claro desdén.
-Anthony… ¿qué fue lo que pasó?
-No lo se… simplemente no fue mi día.
-Si no quieres contarme, lo entiendo… me alegro que estés bien.
-Elisa… quiero estar solo.
-Pero Anthony… quiero estar a tu lado… quiero cuidarte.
-Para eso están las enfermeras, por favor vete.
-Si ese es tu deseo me iré… vendré cuando tus padres estén en la ciudad… hasta pronto.
La pelirroja se acerco melosamente a los labios del rubio, pero este la evito.   Esto aumento el claro enojo de la chica.  Elisa salió de la habitación enfurecida, respiro profundamente y escondió su coraje en una falsa sonrisa e inmediatamente se acerco a la recepción.
-Buen día señorita.
-Buen día… ¿en que podemos servirle?  
-Necesito que me entregue las pertenencias del joven Anthony Brower… yo soy la prometida de él.
Titubeante la recepcionista contesto.
-Bien… permítame un momento, por favor.
Minutos después la recepcionista entrego una bolsa blanca sellada a la pelirroja, esta al tenerla en sus manos se dirigió a la sala de espera, se sentó y observaba detenidamente aquella bolsa, sus manos temblaban y sin mas preámbulo la abrió.  Encontrándose una chaqueta, un reloj y una fotografía manchada de sangre.
-Lo sabía… ella fue la culpable… hasta cuando dejaras de pensar en ella… hasta cuando.
La joven se levanto y salio furiosa del hospital.
Al tiempo que Elisa entrara a la habitación de Anthony, Candy platicaba con su única amiga, compañera de trabajo y de departamento, Patricia Taylor. Ambas se conocieron en la universidad. Patty, una chica inglesa, muy linda, inteligente, divertida, de familia adinerada, su bisabuela fue Patricia O’Brien, quien fue la amiga de la bisabuela de Candy.  Patty cambio mucho al conocer a Candy, nada quedaba de aquella mujercita tímida, introvertida.   Congeniaron al conocerse y los lazos afectivos se reforzaron al contarse su historia, la historia de sus bisabuelas.
-Candy… estoy muy emocionada… por fin voy a conocerlo en persona… estoy tan feliz – comentaba Patty con una alegría desbordante.
-Me alegro por ti amiga… tanto has anhelado este encuentro que todavía no lo puedo creer… tú la tímida, la que era muy difícil verle sonreír… emocionada por un chico que conoció en Internet… has cambiado mucho querida amiga…
-Y todo gracias a ti Candy… no sabes… soy inmensamente feliz… extraño mucho a mi familia, a mi país… pero no cambiaria estos momentos por nada… y menos ahora que estoy a unas horas de conocerlo.
-De verdad Patty… no se como tienes el valor de conocer a alguien de esa manera… y estas segura que todo lo que te ha contado de él… ¿es verdad? – pregunto preocupada la rubia.
-Se que es difícil creer en esto… pero te puedo asegurar que él es una persona muy sincera, honesta… no sería capaz de mentirme… confío en mi suerte, en mi destino… estoy enamorada Candy, muy enamorada de ese hombre – contesto la joven, mientras sus anteojos se empañaban por las traviesas lágrimas que jugueteaban en sus ojos castaños.
-Vamos Patty… no es para tanto, no vas a llorar, ¿verdad?… solo que me preocupas… no quisiera que pasaras por una desagradable desilusión… no lo soportaría, eres mi amiga y te quiero mucho.
-Gracias Candy… pero créeme… en esto, mi corazón no se equivoca.
-Esta bien, confiemos en la suerte – dijo Candy con esa peculiar sonrisa que era su mayor virtud.
-Bueno, cambiando de tema… dime Candy… ya lo viste… has hablado con él…
-¡¡¡PATTY!!!.... claro que no… no es mi paciente… aunque me hubiera encantado que lo fuera – dijo Candy con una gran emoción.
-Pues la verdad… la curiosidad me esta matando… lástima que no es mi área… lo que daría por un autógrafo de él… es que es tan guapo… tan sensual… tan…
-¡¡¡PATTY!!!.... que vocabulario es ese… – ambas terminaron por reír a carcajadas.
-Y cuéntame Candy… ¿es cierto lo que dicen de tu paciente? – pregunto curiosa Patty.
-No he platicado mucho con él… además de los dos… él fue el mas afectado… afortunadamente esta recuperándose satisfactoriamente… la verdad que es un caso sorprendente… sus ganas de vivir son muchas… aunque…
-Termina… aunque qué… no te quedes callada…
-Como te explico… siento una profunda tristeza en su mirada… tiene ganas de vivir, pero a la vez quiere huir, escapar…
-¡¿Escapar?!... de quién o de quiénes…
-Patty… haces muchas preguntas… además es algo que no nos incumbe… solo cumplo con mi trabajo eso es todo…
-Entiéndeme… siento una gran curiosidad… lo que se cuenta de él no es como para recomendarlo… ¿lo llamaste por su apodo?…
-Claro que no, como se te ocurre eso… fingí que no sabia quien era… le dije que sabía su nombre por la fotografía que traía consigo… las enfermeras que lo atendieron cuando llego a urgencias me contaron que no quería soltarla… aunque estaba inconsciente, se aferraba demasiado a esa foto…
-Y te dijeron quién era la persona de la foto.
-No… el rostro estaba manchado de sangre… no me dijeron más.
-Ni hablar, nos quedaremos con la duda – al terminar su frase mira su reloj – como se va el tiempo… tengo que irme, él llegará en unas horas y quede de esperarlo en el aeropuerto.
-Supongo que iras primero al departamento a ponerte hermosa.
-Supones bien mi querida amiga, chao nos estamos viendo… y ojalá puedas conseguirme un autógrafo de él… me harías muy feliz…
-Claro… tratare de persuadir a Erika, que es quien lo atiende.
-Ok, amiga nos vemos, cuídate mucho y que tu guardia te sea lo mas leve posible.
-Claro. Chao.
Candy regreso de nuevo a sus obligaciones.  Patty se encontraba en el área de laboratorio y esa noche conocería a su amor cibernético, llevaba un año de noviazgo por Internet y por fin lo tendría frente a frente.
Cerca de las ocho de las noche, Candy visitaría a sus pacientes y en uno de los pasillos alguien la intercepto.
-Candy que bueno que te veo… necesito que me hagas un favor.
-Claro Erika… qué favor.
-Sabes… hoy cumplo meses con mi novio y… también estoy de guardia… y… quisiera…
-Que te cubra… ¿verdad?
-Solo serán unas horas… por favor Candy… harías eso por mi… te lo prometo solo unas horas…
Con una sonrisa pícara le contestó.
-Esta bien Erika… pero solo una horas… no te demores…
-Gracias Candy… te lo prometo… a lo mucho me tardo 3 horas… no mas…
-Esta bien… anda vete… tu tiempo empieza a correr…
-Gracias.
Aquella enfermera se alejo presurosa, mientras Candy se dirigía a la habitación de Anthony.  Al llegar a la puerta se detuvo, miro de reojo hacia atrás y pensó.
-Creo que debo aprovechar este momento.
Dio la media vuelta y se dirigió a otra habitación.  Al llegar ahí, abrió quedamente la puerta, estaba nerviosa.  Se acerco lentamente al paciente, el cual aparentaba estar dormido. Candy hacia que revisaba que todo estuviera en perfecto orden, cuando la voz de aquel hombre la asusto.
-Vaya… vaya… pero que tenemos aquí…
-Disculpa… no fue mi intención molestarte.
-Una linda jovencita como tú no tiene que pedir disculpas… al contrario soy yo quien debe pedirlas por haberte asustado –la mirada del joven destellaba un brillo seductor, el cual hizo temblar a Candy – sabes los hospitales deberían ser como los restaurantes.
-¿Por qué dices eso?
-Sencillo… cuando uno ingresa a estos lugares… deberían mostrarnos la carta y ser uno quien escoja a su enfermera… y júralo, te escogería a ti…
Candy sintió un calor en sus mejillas.
-Vaya… te has sonrojado… llegue a creer que ya no existían jovencitas que se ruborizan ante estas palabras.
-Bueno… ha de ser la rutina que empleas con todas las mujeres.
-¿Mujeres?... tú eres la primera mujer que conozco…
Candy no pudo contener su risa y contestó.
-Eres un mentiroso… siempre estas rodeado de bellas mujeres.
-Vaya… sabes quien soy…
-Por supuesto que lo se… creo que estoy siendo muy entrometida…
-No… no lo eres y con respecto a esas “mujeres”, yo las llamo hermosos ejemplares… solo eso… ellas muy difícilmente se ruborizan ante estas cursis palabras, como ellas las llaman, sus rostros fríos solo se iluminan al ver el brillo de una costosa joya.  Y a todo esto…  ¿tienes un nombre?
-Claro que si… me llamo Candy…
-Wooow, el complemento perfecto para una linda jovencita… no solo tienes una mirada hermosa, una sonrisa que enloquece… si no además un dulce nombre… Candy… y dime Candy… ¿quieres ser mi enfermera?... no… es más… quiero que a partir de este momento seas tú quien me atienda…
-Me encantaría ser tu enfermera… pero es imposible… yo tengo a mis pacientes y no seria muy ético.
-Candy… eres una caja de sorpresas… doy gracias a la vida por ese accidente… por fin conocí a una mujer…
La enfermera estaba sorprendida, nunca imagino que ese hombre le hablara de esa manera, sentía tanta confianza al hablar con él.
-Tengo que irme… fue un gusto platicar contigo… Terruce…
-Solo dime Terry.
Candy al abrir la puerta, doctores y enfermeras corrían a una habitación, Candy fue tras ellos y entraron a la habitación de Anthony.
-¡Pronto enfermera… esta a punto de entrar en coma! – grito un médico.
Candy inmediatamente asistió al médico.
Minutos después.
-Bien… esta fuera de peligro… es muy extraño… no debido pasar esto… - decía el médico.
-Y todo por mi culpa… por no estar al pendiente de él – se decía Candy.
-Vamos señorita… no se culpe… estas cosas pasan y debemos estar preparados para lo inesperado.  Ahora el dormirá toda la noche… este muy al pendiente… puede repetirse la escena.
-Si doctor.
Candy, se sentía culpable y se repetía: “Si no hubiera ido a la habitación de Terry, nada de esto hubiera pasado”.
Al siguiente día a primera hora los padres de Anthony en compañía de Elisa llegaban al hospital, en ese momento Candy salía de la habitación con un claro cansancio reflejado en su rostro, paso toda la noche en vela al cuidado de su paciente, la culpa de haberlo dejado  era muy grande, pero también sabía que eran situaciones que la mayoría de las veces era imposible evitar.
La madre de Anthony se acerco a la enfermera.
-Señorita buen día, soy la madre de Anthony Brower… como esta él… por favor dígame la verdad…
-Señora… no se preocupe su hijo esta fuera de peligro… en este momento es imposible que lo vea… tuvo una ligera recaída… el médico llegará en unos minutos para evaluarlo y determinar su estado actual.
-Pero él esta bien… ¿verdad?- preguntaba la señora con una profunda tristeza.
-Claro que si… no se angustie más…- Candy observo a uno de sus costados – mire ahí se acerca el doctor Nilsson, él  esta a cargo del caso de su hijo.
-Gracias señorita – al terminar la frase junto con su esposo se dirigieron a hablar con el médico, este les dijo que esperaran unos minutos, tenía que atender al joven. 
Minutos después el doctor Nilsson salía a darles la buena noticia, Anthony estaba en perfectas condiciones, les platico la recaída que sufriera el joven la noche anterior, pero todo estaba bajo control y de seguir así el joven sería dado de alta en pocos días.
Los padres del chico inmediatamente entraron a verlo.
-Anthony… hijo… pero qué fue lo que paso… en cuanto Elisa nos aviso abordamos el primer avión… - la madre ya no pudo continuar las lágrimas le evitaron seguir.
-Vamos querida, el chico ya esta bien… todo esta bien – dijo el padre de Anthony.
-Mamá siento haberte preocupado… no fue mi intención – contestó Anthony con una voz cansada, fatigada.
-No hables hijo… será mejor que nos vayamos… los cuestionamientos vendrán después… todavía nos cuesta trabajo creer que estés aquí y por un accidente de auto… hablaremos después hijo – dijo el padre de Anthony.
-Si… hablaremos después – respondió el joven.
Los padres del chico salieron, la preocupación había desaparecido. Aunque la madre de él insistía en quedarse, su esposo la convenció que lo mejor era ir a casa, el viaje había sido muy pesado.
-Elisa… te quedarás a cuidarlo… ¿verdad? – pregunto la madre de Anthony.
-Claro que si Nicole, no te preocupes tu hijo estará muy bien cuidado por mi.
-Siendo así me voy tranquila… cualquier cosa que suceda no dudes en llamarnos… por favor – concluyo Nicole.
-Por supuesto que si… cualquier cosa yo les hablo.
Nicole y Harold, salían del hospital, mientras Elisa se dirigió a la habitación de Anthony.
-Hola cariño… vaya estas dormido… - Elisa no dejaba de observarlo detenidamente, quería adentrarse en sus sueños, saber que sentía, que pensaba, si aquella mujer seguía rondando la mente de él, el corazón de él.
Elisa se acerco lentamente, tenia que aprovechar esa situación hacia tiempo que no probaba los besos de Anthony, al cerrar sus ojos castaños recordaba aquella noche en que él durmió en su cama, las caricias, los besos, toda aquella pasión que se genero en su alcoba y desde ese día Anthony no volvió a tocar a Elisa.
Los labios de la pelirroja se acercaron a los labios de Anthony y deposito un beso suave y por respuesta obtuvo el que Anthony la llamara…
-No puede ser, hasta casi muerto sigues pensando en ella… maldita mujer… mil veces maldita.
En ese instante Candy entró a la habitación.
-Señorita tiene que retirarse, la hora de visitas ha terminado.
-Claro. Permiso – la pelirroja salió con la mirada llena de lágrimas, como era posible que a pocos días de llevarse a cabo su matrimonio, él siguiera pensando en ella. Se detuvo por un momento, respiro profundo, limpio sus lágrimas y con una risa sarcástica se dijo.
-No importa… solo faltan días para que seas mi esposo y me encargare de que la olvides, de que la saques de tu corazón, de tu alma… serás solo mío, solo mío.
Elisa salió del hospital con una actitud optimista, mientras tanto en la habitación de Anthony, él despertaba.
-Hola.
-Hola Anthony… si hubieras despertado hace un minuto hubieras podido despedirte de tu prima… bueno recuerdo que dijiste que era tu prima.
-Te refieres a una chica pelirroja.
-Si.
-Claro es mi prima… y también mi prometida… - dijo el chico como si estuviera dando una mala noticia.
-Vaya, con que emoción lo dices… pareciera que fuera un castigo estar comprometido con ella.
-No quiero hablar de eso… quiero darte las gracias por tus cuidados, por estar al pendiente de mi… durante la noche desperté por unos minutos… y te vi sentada a mi lado… te quedaste dormida, eso no habla muy bien de una enfermera.
Candy sonrojada contestó.
-Lo siento… no quise dormirme… pero bueno al menos mi torpeza me ha hecho conocer tu sonrisa… desde que llegaste aquí no te había visto sonreír…
-Creerás que soy un hombre amargado, frío… parece ser que la impresión que tienes de mi no es muy buena y solo reafirma lo que se dice de mi por ahí… ¿no es así? – preguntó  el joven.
-¿Lo que se dice de ti?... bueno la prensa tiende a exagerar… creo…
-Entonces siempre supiste quien era yo.
-Si… como no saberlo… las enfermeras también leemos los diarios, vemos televisión…
Anthony no pudo evitar reír con esa contestación tan inocente.
-Sabes… dentro de todo esto, fue grato haberte conocido… eres tan diferente a las demás… o será que he permanecido en un mundo tan frívolo que no me ha permitido conocer a personas con una gran calidad humana… tu sonrisa tan sincera… tu mirada tan llena de tranquilidad…
-Basta Anthony… exageras… seguramente todo es producto de tanto medicamento…
-Lo digo en serio… creo que debo dar gracias a ese accidente… Candy quiero saber el nombre de la persona con la que tuve el accidente…
-Lo siento no puedo decirte eso, no en este momento… cuando estés mejor se te informará todo lo que quieras saber.
-Esta bien.
-Ahora descansa… no es bueno que hables mucho… no quisiera que volvieras a recaer… aunque estoy segura que no volverá a pasar.  Nos vemos más tarde.
-Gracias Candy.
Candy salio de la habitación muy pensativa, no podía creer lo que estaba pasando en ella, un accidente le había traído a dos hombres, los cuales no podía sacar de sus pensamientos.  La primera impresión que tuvo de Anthony fue triste, la actitud de un hombre solitario y después un hombre tan agradable, con una sonrisa de ensueño.  Y por otro lado la avasalladora personalidad de Terry, el actor de moda, el hombre por el cual todas las bellas mujeres se morían, las mejores y hermosas actrices se peleaban la oportunidad de ser la protagonista de la primera película dirigida por Terry, pero este ya tenía en la mira a una sensual actriz.
-Que suspiros amiga.
-¡¡PATTY!!
-Creo que estas entre dos amores… y no andas nada perdida amiga… mira que venirte a enamorar de los hombres más codiciados de las altas esferas – decía sarcásticamente Patty.
-Cómo dices eso Patty… claro que no… ¿enamorada?... y si estuviera… tu crees que esos hombres se fijarían en una enfermera… los hemos visto en las páginas de sociales, rodeados de bellas mujeres y no son cualquier mujer… desde millonarias jóvenes hasta la más famosa actriz…
-Candy… me sorprendes con esa respuesta… no tendría nada de malo que uno de ellos se enamorara de ti… tú eres mejor que todas esas patética y tontas chicas… lo de ella es solo bisturí… y lo tuyo amiga es muuuuuuuuy natural.
Ambas rieron a carcajadas.
-Supe lo que paso ayer.
-Si… y todo por ir a conseguir tu autógrafo.
-Y lo conseguiste.
-No… en ese momento sucedió lo que ya sabes.
-Al menos no paso a mayores – dijo Patty.
-Ah!!... pero usted señorita tiene mucho que contarme… vamos como es él… es como en la foto o de plano es un hombre feo, gordo, bajo…
-¡¡CANDY!!!... es el hombre más guapo que te puedas imaginar… aunque…
-Aunque… qué… no me digas que no le gustaste…
-No digas eso… recuerdas que te conté que el llegaría en dos semanas…
-Si lo recuerdo…. Y se me hizo extraño que el llegará antes.
-Pues tuvo que adelantar su viaje… Anthony Brower es el primo de Stear.
-En serio… no lo puedo creer.
-Imagínate como me impresione cuando lo supe… él quiso venir enseguida a verlo… pero parece que hay problemas en su trabajo.
-Y te contó algo de Anthony… el motivo por el cual pudo haber tenido el accidente.
-Le conté lo de la foto… y al parecer Anthony esta así por una mujer.
-Te dijo el nombre de esa mujer.
-Sí… su nombre es…





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