Por Valky Ady
Después de la muerte de Anthony,
Candy no soporta estar ni un minuto más en esa gran mansión y
decide ir al Hogar de Ponny.
Al llegar, se dirige a la Colina
de Ponny.
-Anthony, ya estamos aquí en la
Colina de Ponny, Allá esta el Hogar (señala). Este es mi hogar,
aquí están las personas que me quieren, que me han visto crecer, y
ahora tú estarás aquí, cuidándome.
Planta la Dulce Candy en la
colina.
Hace dos días que Candy llegó al
Hogar. Su mirada siempre fija en la nada y de pronto las lágrimas
aparecen en su rostro triste.
Al anochecer, Candy se levanta y
sale del hogar. Camina sin rumbo fijo. Ha llegado a orillas de
aquel río, en donde una vez, hace años, jugara con su gran amiga
Annie.
La pequeña pecosa, siente que
aquel río la invita a entrar en él.
A caso Candy pretende poner fin
a su existir, ¿es tan grande el dolor que siente su corazón, su
alma por la ausencia de aquel chico? Aquel chico, que desde que
conoció a Candy, lo único que quería era estar siempre cerca de
ella, cuidarla, protegerla, pues desde que miró sus hermosos ojos
verdes, desde que escucho su contagiosa alegría quedó enamorado de
ella y sabía que esa pequeña pecosa le correspondía.
Poco a poco se adentra en ese
hermoso y seductor río, al llegar al centro se detiene.
-Anthony, por qué te fuiste, por
qué me has dejado sola. –Lloraba amargamente- no quiero vivir,
cómo podría si tú no estas aquí.
Y un grito desesperado se dejo
escuchar.
¡¡¡ANTHONY, VEN POR MÍ, QUIERO
ESTAR A TU LADO!!! ¡¡¡ANTHONYYYYY!!!
Gruesas lágrimas, lloraba
aquella pequeña, quería morir, desaparecer de la faz de la tierra.
El río poco a poco se tornaba violento.
El viento golpeo la cara de
Candy. Ella cerró sus ojos y en el viento creyó escuchar la voz de
Anthony.
NO LLORES POR FAVOR PECOSA, NO
LLORES POR FAVOR.
QUIERO VERTE SONREÍR.
-Anthony, yo no quiero seguir
viviendo, llévame contigo, por favor –suplicaba Candy.
A esta súplica Anthony contestó.
CANDY, MI PEQUEÑA PECOSA,
¿POR QUÉ QUIERES MORIR?
MI PEQUEÑA LLORONA, NO APRESURES
EL ENCUENTRO, ALLÁ TENDREMOS SIGLOS DE SIGLOS PARA ENCENDER ESTE
AMOR QUE COMENZÓ EN ESTE MUNDO Y QUE NO PODÍA CONTINUAR EN ÉL
PORQUE NO ES TERRENAL.
NO APRESURES EL VIAJE, BIEN MÍO,
NO BUSQUES LA MUERTE, NO QUIERO QUE SEAS DE LOS QUE RENUNCIAN, DE
LOS QUE CLAUDICAN.
QUIERO ESTAR SIEMPRE ORGULLOSO
DE TI, NO QUIERAS MORIR BIEN MÍO, AUNQUE SEPAS QUE LLENO DE AMOR,
MÁS ALLÁ DE LA VIDA TE ESPERO Y TE ANSIO.
La mirada de Candy, se posa en
la orilla. Anthony esta ahí. El joven le ofrece sus brazos, Candy
sonríe y se apresura a ir en su encuentro. El río se agita
estrepitosamente y el fuerte ruido del agua, saca de su ensueño a
Candy. Se mira mojada de las rodillas hasta sus pies. Contempla
aquel rió, el cual esta furioso pues no pudo atrapar a la pequeña.
Candy mira a su alrededor, esta
completamente sola. Respira profundo y una vez serena, corre
desesperadamente hacia la colina.
Al llegar ahí, contempla su
Dulce Candy. Un pequeño brillo llama su atención.
-¿Qué será?
Algo esta enterrado cerca de la
rosa. Candy, lo extrae, su sorpresa es mayúscula pues se trata de
aquella moneda, la moneda de Anthony, el recuerdo de aquel paseo
juntos.
Candy desde que salió del hogar,
apretaba fuertemente su mano derecha, pues en ella llevaba su
moneda.
Junta ambas monedas, lágrimas y
una hermosa sonrisa aparecen en su rostro.
ANTHONY, SERÉ FELIZ, MUY FELIZ.
NO VOLVERÉ A TENER ESTE CLASE DE
SENTIMIENTOS, NUNCA, POR MÁS QUE ESTE TRISTE, AFLIGIDA, NO VOLVERÉ
A BUSCAR ESTA SALIDA FACIL.
ESTARÁS ORGULLOSO DE MI, VIVIRÉ
MI VIDA, LA VIVIRÉ FELIZ.
Y ALGÚN DÍA, NOS VOLVEREMOS A
ENCONTRAR, PARA YA NO SEPARARNOS NUNCA MÁS. ESPERAME AMOR MÍO.
ANTHONY, MÍO.
Aprieta fuertemente sus monedas
contra su pecho.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario