Por Perla Gutiérrez
Un día no hubo guerra en el
mundo. Ese día, las Valkirias descansamos, no tuvimos que ir por
valientes guerreros para que moraran con nosotras. Estando en el
Valhalla, percibí una delicada fragancia. Busqué hasta dar con un
hermoso jardín de rosas. Quedé maravillada, no le había puesto
atención antes a eso ¿Cómo era posible? Era un perfume dulce,
penetrante, delicado, exquisito, que maravillaba los sentidos y
producía una paz y una felicidad increíbles. En eso, el jardinero
se incorpora desde un rincón del jardín.
“Anthony, no imaginaba que
seguías cultivando rosas. Sabía de tu pasión por ellas, pero me
sorprende que realmente seas tan dedicado”.
“No hay razón de sorprenderse,
mi pasión por las rosas, es sólo superada por mi amor por Candy,
mi musa inspiradora para la creación de esta rosa especial; seguir
cultivando rosas me hace sentir cerca de ella, aún cuando ahora no
estemos juntos”.
Con la sensibilidad, la dulzura
y ternura de Anthony, el Valhalla se siente diferente. Creo que
ahora las Valkirias disfrutamos más estar en casa.
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