Pastorela en Lakewood.
Por
Alejandra Maraveles
En la mansión en Lakewood había mucho
movimiento. Las personas bajaban y subían las escaleras.
-
Cuidado – dijo Archie a Candy que
acaba de tropezar con unas telas que cargaba.
-
Ayy, no veo mis pies con todo
esto que estoy cargando.
Archie miró las telas y sonrió.
-
Bueno, todo va a quedar muy bien
– comentó Archie.
-
Eso espero – dijo
esperanzadoramente Candy.
-
¿Y esto qué es? – preguntó Neal
que salía de la habitación, con unas telas rojas en la mano y moviéndolas
frenéticamente ante las caras de Archie y de Candy.
Archie lo miró unos segundos y después
miró lo que Neal traía en las manos.
-
Eso primito, es tu disfraz –
aclaró Archie.
-
¡De diablo! ¿Otra vez?
Candy observó con complicidad a Archie.
-
Es que te queda muy bien – dijo
con un dejo de ironía Archie.
-
No estoy de acuerdo – respondió
Neal muy enojado – esta es la quinta vez consecutiva que hago de diablo.
-
Ya te dije porque es, te queda
muy bien – repitió Archie.
-
Si todos creemos que te queda muy
bien – añadió Candy tratando de arreglar la situación.
Pero Neal no sonrió ni un poco, solo los
miró con dureza.
-
Entonces ¿quieres decir que se
pusieron de acuerdo para dejarme este papel de nuevo? – estalló Neal
finalmente.
-
No Neal – dijo un poco asustada
Candy – no malinterpretes lo que quiero decir.
-
Si no es eso… ¿Qué es? – inquirió
muy enojado.
-
Bueno… yo… - balbuceó Candy.
-
Quiere decir que cree que eres un
magnífico actor – agregó Anthony que vestía de pastor y quien estaba
escuchando toda la conversación desde dentro de la habitación de donde
había salido Neal.
-
Pues si a esas vamos, ¿Por qué no
ponen a su alteza Terry a hacer este papel? – inquirió con malicia Neal.
-
¡Bah! Ya sabes que él nunca se
presente a los ensayos – dijo de forma despectiva Archie.
-
Es que esta muy ocupado – lo
excusó Candy.
-
Sería bueno que el ángel
apareciera de vez en cuando para variar – dijo mordazmente Archie.
Candy abrió la boca para contestarle a
Archie, pero Neal interrumpió.
-
Yo insisto que no es justo
De dentro de la habitación salió Patty
disfrazada de la Virgen María.
-
¿Qué pasa? Sus gritos se oyen en
toda la casa. – dijo Patty.
-
Insubordinación – dijo riendo
Anthony.
-
Otra vez con lo del diablo
¿verdad? – preguntó Patty con aire grandilocuente.
-
Si así es – contestó con fastidio
Candy.
-
¿Por qué no puedo ser el ángel
yo? – quiso saber Neal.
-
Es que ya te dijimos, como que tú
te adentras al papel – repitió Candy.
Anthony no decía nada y solo sonreía al
ver que los esfuerzos de su primo Archie y de Candy se estaban yendo por
la borda.
-
Hola ¿Qué ocurre? – preguntó
Stear que llegaba por el pasillo disfrazado de San José.
-
Problemas - respondió
escuetamente Patty.
-
¿Problemas? Pero ¿qué tipo de
problemas debería haber? Es Navidad, tiempo de amar y de perdonar –
exclamó Stear con alegría.
-
No es de esa clase de problemas –
dijo con mal humor Archie.
-
¿Entonces? – preguntó extrañado
Stear mientras se acomodaba la túnica.
-
Es Neal – añadió Candy
-
¿Neal? Pero primo, ¿Qué te
ocurre? – dijo Stear de forma paternal al tiempo que le ponía una mano
sobre el hombro.
-
A mi no me vengas con estupideces
– espetó Neal al tiempo que retiraba bruscamente la mano de Stear.
Después caminó muy enojado hacía adentro
de la habitación, y todos lo siguieron, dentro de ella estaba instalada
una plataforma a forma de escenario con cortinas y escenografía que
representaba un paisaje de campo.
-
¿Qué pasa? – preguntó Elisa que
estaba vestida de pastora, pero de forma muy provocadora.
-
No pasa nada – gritó Neal.
-
¿Estas enojado? – preguntó Annie
quien vestía túnica también.
-
Quiere ser el ángel – dijo de
mala gana Archie mientras se dirigía a una mesa donde estaban unas ropas.
-
¿Otra vez con lo mismo? –
preguntó un poco extrañada Annie.
-
Ayy Neal, tú de verdad no tienes
remedio – dijo Elisa – cada año es lo mismo, ya deberías saber que no te
van a dar el papel de ángel.
-
Ahora si estas contenta ¿verdad?
Porque no hubo un segundo diablo y te quitaron el papel y te dieron otro.
-
¿Entonces es eso? Envidia ¿no? –
dijo con malicia Elisa.
-
Pues para tu información, no es
envidia – mencionó Neal haciendo una mueca.
Candy miró con aire de cansancio a los
dos y antes de decir algo solo miró a Anthony quien seguía observando todo
sin decir mucho. Archie tomó unas de las ropas y entró a la habitación
contigua, mientras que Candy también estaba escogiendo otras.
-
Hola a todos – dijo Albert quien
acababa de entrar a la habitación.
Un apagado “Hola” se escuchó.
-
¿Y ahora que les pasa? – preguntó
el muchacho.
-
Neal no quiere ser el diablo –
dijo Stear quien intentaba colocarse una barba postiza.
-
¡Vaya! – dijo Albert sin
demostrar sorpresa.
-
¿Sigues si querer actuar tío? -
preguntó Anthony.
-
Si, ya me dijeron que necesitan
al apuntador y para eso estoy aquí…
-
Creí que cambiarías de opinión –
observó Anthony al tiempo que sacaba unas figuras de madera de una caja.
-
Si, la verdad es que si me llama
la atención, aunque creo que ustedes hacen un excelente trabajo…
-
Puedes quedarte con mi papel
porque yo no voy a participar – dijo Neal dejándose caer en una silla.
-
Vamos Neal, ¿Qué actitud es esa?
– preguntó Albert.
-
Estoy harto de que siempre me
toque la misma parte…
-
Pero ahora es diferente – dijo
Patty - tienes más líneas porque se eliminó el segundo diablo.
-
Si, ahora parece que estoy más
loco hablando conmigo mismo… - respondió enojado Neal.
-
¿Quién habla consigo mismo? –
preguntó Terry al tiempo que entraba a la habitación y quien aún vestía
una gruesa gabardina.
En eso Archie salió de la otra
habitación vestido como pastor también…
-
¡Vaya! Hasta que te dignaste
aparecer por aquí. – exclamó con mordacidad Archie.
-
Pues mira, que no estaba
rascándome la panza, a diferencia de otros yo si trabajo – dijo
sarcásticamente.
-
Estoy de vacaciones – le
respondió Archie.
-
¿Vacaciones permanentes? – dijo
con sorna Terry.
-
¿Será que ustedes nunca se
llevaran bien? – inquirió Albert.
-
Eso me temo – respondió Candy al
tiempo que pasaba a la habitación de la cual había salido Archie.
-
Terry aquí esta tu disfraz – dijo
con coquetería Elisa al tiempo que se acercaba al muchacho.
Terry miró a Elisa y trató de sonreírle.
Tomó el disfraz que le llevaba en la mano.
-
Este… gracias – dijo sin mucho
convencimiento Terry.
-
Ya sabes que por ti soy capaz de
todo.
Al oír a Elisa, Archie puso los ojos en
blanco y prefirió ir a ayudar a Anthony con las cajas y las figuras de
madera. Mientras tanto Patty se acomodaba el velo.
-
Por cierto Annie, nunca te he
visto estudiar tus parlamentos – comentó Patty.
-
No tengo necesidad, mis
parlamentos son los versos para pedir posada – dijo Annie con presunción.
-
Ahh bueno – dijo Patty.
-
¿Dónde me puedo cambiar? – Terry
le preguntó a Elisa.
-
En ese cuarto – dijo Elisa con
una sonrisa.
Sin darle las gracias Terry se dirigió a
la habitación y abrió la puerta.
-
Ahhhhhhh – gritó Candy – sal de
aquí.
-
¿Qué te pasa? – preguntó muy
enojado Anthony – No ves que se estaba cambiando Candy.
-
Si no lo hice a propósito –
respondió Terry quien parecía muy divertido.
Candy salió unos segundos después.
-
Eres un descarado – le espetó a
Terry - ¿Por qué entraste así?
-
No sabía que estaba ocupado –
dijo Terry con una ligera sonrisa en la boca – yo solo me quería cambiar.
-
Vamos, no se peleen. Fue un
accidente – dijo Albert tratando de calmar los ánimos.
Terry decidió entrar mejor a la
habitación antes de enfrentarse a Anthony y a Archie quienes parecían muy
indignados.
-
No lo trago, pero siempre que
participa actúa muy bien – dijo Archie.
-
No es mal chico – dijo Albert –
solo que se parece demasiado a ti.
-
No se parece a mí – espetó Archie.
-
Si, bueno, si tú lo dices – dijo
Albert quien no tenía ganas de escuchar más quejas.
Anthony observó unos momentos a Archie y
pensó igual que su tío, en verdad Archie y Terry se parecían demasiado.
-
¿Ya terminaron de colocar las
ovejas? – preguntó Candy después de unos minutos.
-
Si, ya esta todo listo – dijo
Archie.
-
Bueno casi todo – dijo Anthony
mirando a Neal que seguía con su cara enfuruñada al fondo de la
habitación.
-
También faltan las sillas – les
recordó Patty.
-
¡Oh! Es verdad – observó Candy.
-
Vamos – dijo Stear quien por fin
se había podido colocar la barba.
Entre todos a excepción de Neal quien
seguía muy enojado empezaron a mover las sillas, mientras las colocaban
Terry salió vestido de ángel de la habitación.
-
Uyy que frío esta el piso ¿no
podría ponerme calcetines? – preguntó.
-
¿Cuándo has visto un ángel con
calcetines? – dijo Archie.
-
¿Y tú cuando has visto a un
ángel? – respondió Terry mordazmente.
-
Pues sería más fácil que yo lo
hubiera visto a que tú lo vieras – dijo Archie.
Albert respiró profundamente antes de
dirigirse a ellos.
-
Ya, dejen de pelear tenemos poco
tiempo y todavía nos faltan algunos detalles.
-
Toma – le dijo Candy a Terry
mientras le pasaba un par de sandalias.
-
¡Que bien! – exclamó Terry.
-
No creas que no escuchamos tu
reclamó del año pasado – dijo Anthony – sabemos que el piso esta frío y no
queremos que te enfermes.
-
Claro que no – dijo Elisa tomando
del brazo a Terry.
-
¿Por qué este año no fuiste un
diablo? – preguntó Terry mientras se soltaba del brazo de Elisa.
-
Porque no me quedaba bien – dijo
ella con una sonrisa.
-
¿En serio? – inquirió
burlonamente Terry.
Candy y Annie lo miraron duramente y el
chico guardó silencio.
-
Bien pues todos listos – dijo
Albert.
-
Falta Neal – observó Annie.
Todos se miraron a las caras, Neal
parecía no querer participar más. Entonces Anthony se aproximó a donde
estaba su primo y se sentó cerca de él.
-
Oye Neal, realmente deberías
participar – dijo Anthony.
-
Y a ti ¿Qué te importa si no lo
hago? – respondió de mala gana Neal.
-
Si, bueno en teoría podría
decirse que no me importa… pero sería una mentira… ¿sabes? Tú papel es el
más importante dentro de la pastorela.
-
Solo dices para que regrese a
participar – refutó Neal.
-
No, en verdad te digo que no lo
hago por eso, pero ve, es verdad allí están los pastores, y la sagrada
familia, e incluso el ángel, pero si no esta el diablo la trama y el
verdadero significado de la pastorela se pierde. La Pastorela representa a
los pastores fieles que van a adorar al Señor recién nacido, pero el
diablo no esta de acuerdo y los tienta en el camino, si no hay diablo la
pastorela se terminaría en cinco minutos…
Neal escuchaba todo con interés.
-
Pero es que…
-
Por lo mismo para este papel,
hemos escogido al mejor, y no podemos cambiarlo, es muy difícil tu papel,
no cualquiera podría hacerlo… tú no solo lo has hecho una vez sino cuatro
veces y en todas ellas has estado magnífico, de no haber sido por ti las
otras anteriores pastorelas hubieran sido fatales…
-
¿Lo dices en serio? – preguntó
Neal.
-
Claro… no tengo porque mentirte…
si yo saliera de la obra, es muy probable que nadie lo notara, si saliera
el ángel es posible que tampoco nadie notara su ausencia hay muchas
pastorelas donde el ángel solo aparece hasta el final… pero si no
estuviera el diablo todos se preguntarían porque no esta.
La cara de Neal se iluminó. Y después
miró al resto que seguía sobre la tarima acomodando las ovejas y
preparando la siguiente escenografía.
-
¿Entonces? Vas a entrar.
-
Si, creo que si – dijo Neal.
-
Muy bien, pues ve a cambiarte de
ropa que ya casi empezamos.
Neal sonrió y se fue por su traje de
diablo.
-
¿Lo convenciste? – preguntó Candy
muy asombrada.
-
Así es – respondió Anthony.
-
Pero ni siquiera grito – dijo
extrañado Archie.
-
¿Pues que le dijiste? – quiso
saber Stear.
-
Solo la verdad, que sin él no
podríamos realizar la pastorela…
-
¿Solo eso? – preguntó Candy.
-
Si – respondió Anthony con una
amplia sonrisa.
Unos minutos después Neal salió de la
habitación con su disfraz de diablo, y las personas empezaron a entrar al
pequeño teatro que habían armado. La tía Abuela y muchos otros amigos de
la familia entraron y tomaron asiento. Por fin las luces se apagaron y
solo una luz que iluminaba el escenario continuó prendida.
La virgen y San José iban buscando un
lugar donde quedarse. Annie hacía el papel de mesonera, San José comenzó
con los primeros versos para pedir posada:
“En el nombre del cielo
os pido posada
pues no puede andar
mi esposa amada”
Pero Annie por su necedad de no querer
repasar sus líneas se quedó en blanco, los versos se le habían olvidado,
puso cara de susto y Candy soltó un pequeño “Ayy”, pero en eso Albert
quien traía las hojas le empezó a susurrar la parte siguiente. De manera
un poco torpe Annie pudo finalizar su parlamento. Si, Annie como mesonera
le negaba posada a los pobres peregrinos, mientras tanto una estrella
alumbraba de manera misteriosa y los pastores lo notaron, el diablo uno a
uno fue tentando a los pastores, a Elisa cuya vanidad estaba sobre todo, a
Archie cuya pereza le impedía ir a ver al Rey de los Cielos, a Anthony
cuya envidia le hacía querer quedarse en donde estaba, Candy quien su
glotonería le hacia pensar que no era importante ir a ver al Niño Dios.
Por fin cuando todo parecía perdido, apareció el ángel y tras una batalla
con el diablo lo derrota, después convence uno a uno de los pastores que
tienen que ir a adorar al pequeño Niño porque es el Salvador del Mundo.
La pastorela terminó en medio de
aplausos. Y pareció que el verdadero significado de la Navidad llegó a los
corazones de cada quien, no importaban los papeles que habían tenido en la
pastorela o quien había asistido a los ensayos y quien no, quien si había
estudiado su parlamento y quien no, sino que lo mejor era que ellos
quienes eran amigos a pesar de las diferencias estaban juntos celebrando
la Navidad y rindiendo un pequeño homenaje a Aquel que vino a Salvar al
Mundo, uniéndose en una voz diciendo:
“GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y PAZ
EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario